El viaje del presidente español Pedro Sánchez dejará una huella negativa, que simboliza una forma de proceder típica de países en los que no imperan los conceptos democráticos modernos. La visita forzada que hizo Sánchez a Marruecos estigmatiza el trato y la relación insana y desigual que mantienen los reinos de España y Marruecos, que tendrá para siempre la aceptación del chantaje, la presión, la extorsión y la coacción como rasgos característicos y diferenciales. Además, ha hipotecado la relación de los futuros gobiernos de España con el incómodo e impertinente vecino.
Con su actuación Sánchez introdujo actitudes impropias de las formas y los procedimientos de la habitual política española, la soledad con la que ha actuado en el asunto del Sahara, no tiene precedentes en la política exterior española. Para ello ha aprovechado el desbordamiento de la política internacional, con la guerra de Ucrania que ha provocado que la atención y el interés estén centrados en otras cuestiones y otros puntos y se ha extralimitado en sus funciones como presidente de una democracia consolidada.
Para nadie es un secreto que la decisión del cambio de la política exterior española no es una decisión independiente del propio Sánchez, se sabe que quien ha tomado la decisión es el eje Franco-americano y Sánchez tan solo ha optado por obedecer.
Por el momento este drástico giro no le ha reportado nada a los intereses de España, muchos analistas pensaban que en el comunicado conjunto, habría alguna referencia aunque sea genérica a la soberanía de las ciudades de Ceuta y Melilla, que le serviría a Sánchez para justificar en parte el entuerto en el que ha metido a España. Tampoco podría utilizar la coartada de los controles migratorios, al no haber nada novedoso en el asunto. Las alusiones al tema son los mismos compromisos que se firman en todas las reuniones conjuntas hispano-marroquíes desde hace más de 30 años. La historia es testigo de que su cumplimiento ha sido y será siempre intermitente y ligado a los ánimos y la cuenta corriente de los reyes de Marruecos.
Solo le queda a Sánchez, como subterfugio la referencia a la reanudación de los grupos de trabajo para la delimitación de las aguas canarias. Sánchez empujado por el afán y la avaricia de los norteamericanos por aclarar el destino de los recursos del Monte Tropic y sobre todo la explotación de los yacimientos de Telurio y cobalto, quiere acogerse a los beneficios de la futura explotación de estos yacimientos y presentarlos como el éxito de su gestión y del giro de su política exterior.
Los norteamericanos tras prometer a Sánchez el suficiente suministro de Gas para sustituir El Gas argelino y convencerle de que la única manera de iniciar la explotación de los recursos naturales de las aguas de Canarias y próximas a ella, es liquidando el conflicto del Sahara como sea y de paso lo han arrastrado a este inesperado cambio de posición. Porque ellos saben, que si no se aclara la soberanía del Sahara Occidental, cualquier explotación de los recursos de esa zona es un acto de piratería según el derecho internacional.
Ahora bien, la autonomía o el mantenimiento de la partición actual del territorio, que todo parece indicar que han sido las vías escogidas por los norteamericanos para solucionar el conflicto saharaui y a la que se ha sumado Sánchez con mucho más entusiasmo que los propios creadores de la idea. Sin embargo, los artífices de la iniciativa saben perfectamente que deben contar inexorablemente con la aceptación del legítimo y reconocido representante del pueblo Saharaui, el Frente Polisario. De lo contrario no habrá ni solución definitiva, ni cobalto, ni telúrico, gas, ni Ceuta, ni Melilla, ni control migratorio, ni Canarias…
Cuando Sánchez por indicación de los americanos se lanzó a los brazos del sátrapa Mohamed VI, prácticamente se auto descartó y descarto a España como un agente mediador entre las partes para solucionar el conflicto saharaui al perder automáticamente la confianza de la parte Saharaui y de paso perder influencia e interés en la zona. Lo acaba de reafirmar el comunicado Saharaui interrumpiendo las comunicaciones oficiales con el Gobierno español.
Las andanadas personalistas de Sánchez, por mucho que él cree que benefician los intereses de España, obligan a la democracia española y en especial a las fuerzas políticas democráticas, a estar atentas a los actos del SR. Sánchez. España no es una República bananera y tampoco se puede permitir los tics personalistas, como el giro en la política exterior española, en el que no se tuvo en cuenta el consentimiento ni del gobierno, ni del parlamento, ni de la oposición, ni de la sociedad civil. Son actos graves que pueden sentar precedentes en una democracia que básicamente se rige por las decisiones parlamentarias y no personales de un presidente del Gobierno.
La democracia española no está en dudas, es una democracia consolidada y establecida, sin embargo, personajes iluminados y con una forma de actuar personalista como el Sr Sánchez representan un peligro para la democracia y constituyen un gravísimo factor para el normal funcionamiento democrático.
*Mah Iahdih Nan es representante del Frente POLISARIO
Artículo publicado en ECSAHARAUI, editado por el equipo de PIA Global