Europa

Interpretación de la locura alemana sobre Gazprom: ¿Confiscación o nacionalización?

Por Miguel Santos Garcia* –
Europa no está despertando a la realidad de que como consumidores necesitan a Rusia más que Rusia necesita a Europa como clientes.

Poco después de que «la jugada de judo geoeconómico de Putin le diera la vuelta a la tortilla financiera a Occidente», es ahora ese mismo Occidente, liderado por EEUU, el que pretende confiscar su camino ante este panorama de incalculables proporciones económicas, financieras y jurídicas, y todo por unos hechos que tanto EEUU como sus colonias europeas se empeñaron en poner en marcha ellos mismos.

Me he dado cuenta leyendo varios foros y mensajes en las redes sociales que hay mucha confusión sobre si lo que hizo Alemania y posiblemente otros países europeos hace unos días con los activos de Gazprom de sus respectivos países constituye una nacionalización o si es un robo. A mí me parece que se trata de una confiscación en toda regla, ya que nacionalizar significa efectivamente comprar la empresa, es decir, realizar una transacción y pagar al propietario cuando entras y le compras la empresa, y podrías comprarla a un precio forzado, o puedes fijar el precio, pero eso es lo que hacen a veces los Estados, pero en ese método de nacionalización al menos se compensa al propietario. Esto no es lo que ocurrió en Alemania con Gazprom, en este caso el gobierno del país europeo simplemente entró y tomó el control de la misma; se hizo con ella. Hay que estudiar el contexto del caso a nivel jurídico porque el proceso me parece completamente ilegal, completamente equivocado y una jugada un tanto reaccionaria, torpe y desesperada.

De hecho, en el pasado, este tipo de acciones sólo eran más frecuentes en tiempos de guerra, ya que en estado de guerra un país toma o embarga los bienes de una empresa extranjera que se encuentra en su territorio. Sin embargo, en la actualidad no hay guerra entre Alemania y Rusia, por lo que la base sobre la que se llevan a cabo estas acciones es extraordinaria a nivel jurídico. A medida que pasa el tiempo, todas estas medidas y sanciones se van acumulando en esta guerra económica de desgaste que, como sabemos, se volvió devastadora para Occidente desde que Estados Unidos y Europa tomaron aquella otra decisión extraordinaria de congelar las reservas del Banco Central ruso.

Otra cuestión que hay que entender es que esta filial concreta de Gazprom gestiona las reservas de almacenamiento de gas subterráneo en Alemania, por lo que el ministro de economía alemán, Robert Harbeck, se ha comprometido a llenar estas reservas antes del invierno para poder reducir la compra de gas ruso durante el invierno y fingir ante todo el mundo que Alemania está reduciendo su dependencia del gas ruso.

Pues bien, para ello Harbeck tiene que llenar esas reservas de almacenamiento y para estar seguro de que ese gas que Gazprom está trayendo a Alemania va, de hecho, a esas reservas quiere controlar la empresa que gestiona las reservas de almacenamiento del metro. No hay ninguna razón para pensar que Gazprom haya gestionado sus reservas de forma inadecuada como dice el gobierno alemán. Sin embargo, esa fue la misma artimaña utilizada por las autoridades alemanas para haber tomado la decisión de confiscar la empresa, que repito, es una confiscación activa, completamente ilegal, y no sigue los parámetros para llevar a cabo una nacionalización.

Por su parte, Gazprom ha dejado claro a las entidades anteriormente denominadas Gazprom Germania y Gazprom Marketing & Trading que deben desistir de utilizar las marcas y marcas comerciales de Gazprom en sus operaciones futuras, y la empresa matriz también ha retirado a su personal de sus antiguas filiales. Al parecer, la decisión se tomó después de que la Agencia Federal de Redes de Alemania pusiera a Gazprom Germania GmbH bajo tutela, lo cual es totalmente sensato.

El presidente ruso, Vladímir Putin, se refirió al incidente de la filial de Gazprom en la reunión sobre el apoyo al sector agroindustrial diciendo que «la situación en la esfera energética se está deteriorando como resultado de las groseras medidas no comerciales, incluida la presión administrativa sobre nuestra empresa Gazprom en algunos países europeos… vemos el siguiente intento de nuestros socios de transferir a Rusia sus propios errores en la economía, la esfera energética y resolver las cuestiones y problemas que surgen a este respecto de nuevo a nuestra costa».

Por su parte, Dmitri Medvédev, el ex presidente que ahora es jefe adjunto del Consejo de Seguridad de Rusia, continúa diciendo que Rusia acudirá a los tribunales por las confiscaciones de activos y propiedades en Occidente: «Nuestros adversarios, por decirlo sin rodeos, los enemigos de Rusia, que con tanta vehemencia pretenden «abolir» los derechos de propiedad de las empresas rusas, deberían entender que se enfrentarán a un gran número de demandas en los tribunales… tanto en los tribunales nacionales de EE.UU. y Europa, como en los internacionales».

Está claro que los alemanes están muy nerviosos por la decisión del gobierno ruso de vender gas natural a cambio de rublos. Como saben, ahora hay una lista oficial de países que buscan perjudicar a Rusia, por lo que si una determinada nación está en esa lista, su único método de pago por el gas natural, (entre otros productos básicos) es pagar mediante el uso de rublos rusos.

Esto no es negociable, es una exigencia que van a tener que cumplir, por lo que creo que esto es en parte una reacción infantil, Alemania piensa que al usar la fuerza y la violencia sobre la propiedad están actuando desde el poder, cuando en realidad este tipo de acciones piratas muestran la impotencia de Alemania.

En el mundo bizarro de las colonias europeas de EE.UU. la lógica detrás de sus acciones es la idea delirante de que esto va a efectuar un shock financiero, y que el rublo sería aplastado indefinidamente lo que desataría una crisis financiera en Rusia que llevaría a Putin muy cerca del cambio de régimen, este sueño occidental ha sido la narrativa de los países miembros de la OTAN durante años.

*Miguel Santos Garcia, Universidad de Puerto Rico. Ciencias sociales y ciencias políticas. Escribe en One World.

Artículo publicado en One World.

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