Nos duele el Perú estafado por la partidocracia electoralista que utiliza a las instituciones del Estado para hacer sus grandes negocios y nos asquea que los multimedios de prensa construyan realidades paralelas plagadas de fake news y amarillismo escandaloso, más escandaloso que los actos de corrupción que hace que las mafias legislativas vaquen a los presidentes para ejercer su poder.
Nos duele Perú nuestroamericano cuando es manipulado por la política exterior norteamericana y nos duele por sus presos políticos, sus desaparecidos y la falta de justicia para las víctimas de la terrible noche terrorista de Estado del capo Fujimori.
Nos duele ver como se desgrana la esperanza puesta en un hombre humilde que no ha sabido estar a la altura de las circunstancias, quizás por su nobleza o por su impericia política, pero en definitiva a los pueblos no se les falla.
Si su temor, lo hizo especular sobre cómo ganar tiempo conciliando con la derecha, apartándose de la izquierda combativa y patriótica, debemos concluir que las cuentas le salieron mal, su tiempo está en manos de verdugos implacables, que no sólo van por su cabeza, van por la ilusión de un pueblo y la esperanza de un futuro mejor.
Para poder comprender la complejidad del proceso peruano y los alcances de este momento histórico, recurrimos a la experiencia y conocimiento del periodista Roger Taboada director del semanario Puka de Perú.
Roger, la primera pregunta quiero hacerte es sobre el discurso del presidente Castillo en el Congreso, en el mismo se esperaba que presidente presentara el proyecto de adelanto de elecciones y no lo hizo ¿Qué mensaje trasmite esos y como ves la correlación de fuerzas entre el ejecutivo y el legislativo?
¿Qué reflexión te deja el fallo del Tribunal Constitucional con el cual se valida nuevamente el indulto a Alberto Fujimori?
Como conclusión ¿Qué podemos esperar del movimiento popular y la continuación o no de Pedro Castillo en el gobierno?
Con estás palabras Roger Taboada daba luces sobre una situación que no solo encontraremos en Perú y que debe poner en vigilia a los pueblos para no hipotecar su futuro en manos de procesos progresistas que a la hora de honrar sus compromisos de campaña vacilan o directamente se ponen en la vereda de enfrente de los intereses populares.
