- SWIFT es la plataforma intermediaria de operaciones bancarias, brazo de la hegemonía occidental.
- Rusia es el principal proveedor de energía a la Unión Europea (UE). Los 27 países dependen en un 41% del gas ruso.
- China y Rusia ya habían creado sistemas análogos al SWIFT para eludir «sanciones».
Estados Unidos, la UE, Reino Unido y Canadá han decidido inhabilitar a un conjunto de bancos rusos de la SWIFT (siglas de Society for World Interbank Financial Telecommunication) como parte de las medidas coercitivas contra Rusia a causa de la operación militar especial en Ucrania.
El sistema SWIFT es una estructura centralizada e intermediaria de las operaciones interbancarias de todo el mundo. Como brazo conveniente de la hegemonía financiera global, sus infraestructuras están ubicadas en Bélgica.
La desconexión de bancos rusos de la SWIFT es llamada la «bomba atómica financiera» anunciada contra Rusia, en un marco de «sanciones infernales». Sin embargo, el anuncio tiene aristas. Son «algunos bancos rusos» los que serán afectados y, en teoría, no se verán comprometidas las operaciones de intercambio de petróleo y gas, principales talantes de la economía rusa, que suman un 53% de sus exportaciones.
La información de las instituciones perjudicadas no ha sido revelada y de ello depende el alcance real que tiene el anuncio. En efecto, ya tiene un valor y alcance político, en su ejecución puede ser tanto o menos destructivo para la economía de Rusia, pero también para los países con vínculos comerciales con ella, especialmente en Europa.
De la lista de bancos a ser afectados, dependerá en enorme medida la «onda expansiva» de la medida. Pero más importante aún será la aplicación de las medidas en el terreno financiero, las «sanciones secundarias» y el desarrollo de las operaciones en lo real.
Por lo tanto se pueden vislumbrar desde ahora solo dos escenarios.
Escenario del bloqueo financiero extenso y profundo
Aunque VTB, Gazprombank y Sberbank, principales bancos de Rusia, ya están en la lista de entidades sancionadas y serán seguramente desconectadas de SWIFT, la duda sobre una casi totalidad de entidades financieras rusas desconectadas será la que determine el nivel de afectación económica real.
Un muy reducido grupo de entidades financieras tendría enormes dificultades para maniobrar la totalidad de las operaciones desde y hacia Rusia a escala global, siendo ello el talón de Aquiles para una Europa que pretende no resultar tan perjudicada.
Cynthia Roberts del Hunter College afirma para BBC que hay un problema de intereses propios e «interdependencia». Rusia es un socio clave para la UE.
«Rusia es una potencia importante y una economía global y algunas ‘sanciones’ causarán altos niveles de daño mutuo, como (problemas) en el suministro de energía, minerales, trigo, etc.», explica.
Devolver a Rusia 40 años en los métodos de transacciones financieras afectará la cadena de relaciones interbancarias e interempresariales, e incluso generará un daño en los rubros rusos no sancionados.
Rusia, responsable del 18% del trigo mundial, es junto a Ucrania el granero de Europa. Ucrania es el primer exportador de girasol y aceite de girasol del mundo. Además, es el segundo productor mundial de cebada. De ahí que Ucrania, por su situación bélica, indudablemente verá afectadas sus cadenas de producción y Rusia, por objeto de estas «sanciones», verá afectada sus capacidades en este ítem.
Rusia además arrastra al sector fertilizantes, clave en la cadena alimentaria de Europa y con incidencia en los precios mundiales de los alimentos. Las acciones militares contra Ucrania dispararon el precio de los fertilizantes en un solo día por el orden del 180% acorde a Forbes, y esa escalada solo podría incrementarse a causa de la ralentización de las relaciones financieras desde y hacia Rusia en el mediano plazo.
El sector petrolero y gasífero no está exento de riesgos. Solo hablando del gas, los 27 miembros de la UE dependen, en promedio, en un 41% de gas ruso. Unos 13 países, entre miembros de la UE y de Europa del Este, dependen en más del 95% del gas ruso.
Los retrasos en las operaciones financieras, así como la tensión bélica, generarán un alza en los precios. Este precio va directamente a los costos de las industrias y de la electricidad, tema especialmente sensible en España, país que, aunque no depende tanto del gas ruso, se vería afectado por el alza.
La onda expansiva de la «bomba atómica financiera» contra Rusia llegará a los hogares europeos. El aumento del precio del gas impulsa el costo del magavatio/hora. En enero de 2021 alcanzaba los 19 euros y luego del acumulado de este año y por el conflicto armado, ha alcanzado los 91 euros de manera abismal.
El cuadro de conjunto es sin dudas inflacionario en estas materias. El acumulado de aumento por la crisis de las materias primas que signó el último trimestre de 2021, puede amplificarse y prolongarse a causa del conflicto armado, pero especialmente por la salida abrupta de Rusia de muchos mercados a causa de las «sanciones» y por la ralentización de sus operaciones financieras.
La sensibilidad de la economía globalizada impone riesgos claves a causa de las «sanciones» a Rusia. Si estas se aplican en un bloqueo extenso y profundo, generarán una onda expansiva de proporciones graves al ya sensible estado de la industria mundial, que no se ha recuperado luego de la pandemia, la crisis de las materias primas y la «crisis de los contenedores» que impuso la inflación reciente.
La industria de los metales rusos (11% de sus exportaciones) está en la línea de riesgo por razones de asfixia financiera. Si hay obstáculos o lentitud de las operaciones financieras, la cadena se puede interrumpir con consecuencias serias. El nudo crítico está en el neón que se utiliza para la litografía de microchips. El 90% viene de Rusia y el 60% es purificado en Ucrania.
Según Sarah Schiffling, experta en materias de cadenas de suministro y profesora de la Universidad John Moores de Liverpool (Reino Unido), los proveedores de microchips apenas poseen inventario para dos o cuatro semanas. Si por guerra y por boicot a las operaciones financieras de Rusia hay retrasos en la cadena, habrá consecuencias.
La crisis en la industria que depende de microchips seguirá agudizándose, pues ya arrastra las secuelas de la crisis de las materias primas de los últimos meses. La industria automotriz y de tecnologías, desde China, pasando por el sudeste asiático hasta Estados Unidos, se vería claramente perjudicada. Ese será el alcance de la onda expansiva.
Escenario del bloqueo financiero de mínimo espectro
La desconexión «parcial» de Rusia de SWIFT sería razonable para la economía de Europa y del mundo si se emplea quirúrgicamente, y hay razones para dudar de ello.
Sin embargo, en ese escenario, las anunciadas «sanciones infernales» y su «bomba atómica» terminarían siendo una explosión grande, pero muy alardeadas. Principalmente un insumo propagandístico multipropósito para Occidente. Si Estados Unidos y la UE velan por sus propios intereses, harán mucho alarde de ello aun con relativo impacto real.
El conflicto ruso-ucraniano ya ha disparado los precios del crudo y del gas. Este último se disparó en un 60% de manera coyuntural. Si Rusia mantiene su cuenta de gas con Europa, se beneficiará de los altos precios pudiendo con ello compensar las medidas en su contra.
Rusia ya ha anunciado un respaldo en rublos y monedas extranjeras a sus bancos sancionados. Suponiendo que la desconexión de SWIFT sea focalizada en solo unos bancos, la indudable crisis que habrá en Rusia podría maniobrarse, por las condiciones financieras creadas en el país desde 2014. Rusia viene preparándose para «sanciones» de este tipo desde ese año.
Acorde a la BBC, para enero de este año, las reservas internacionales del gobierno ruso en divisas y oro estaban en niveles récord, con un valor de más de 630 mil millones de dólares. Esa es la cuarta cantidad más alta de tales reservas en el mundo y podría usarse para ayudar a apuntalar la moneda rusa, el rublo, durante un tiempo considerable.
- Solo alrededor del 16% de las divisas de Rusia se mantienen actualmente en dólares, frente al 40% de hace cinco años. Alrededor del 13% ahora se mantiene en renminbi chino.
Aunque Biden señaló que la estrategia de asfixia sería para impedir el uso de las reservas nacionales rusas para que sean drenadas en los mercados financieros de Occidente, tal cosa es difícil por las configuraciones que ha tenido el nuevo sistema financiero paralelo que, aunque es incipiente, ha sido clave tanto para Rusia como para China durante el último lustro.
En años recientes Rusia creó el SPFS (Sistema para la Transferencia de Mensajes Financieros), su propio SWIFT, justamente a causa de las «sanciones» en su contra de 2014.
El SPSF cuenta con pocas instituciones afiliadas, unas 400, frente a las más de 11 mil afiliadas a SWIFT, pero puede ser un factor clave para eludir al menos parcialmente la asfixia de Occidente.
En 2019 varios bancos rusos se unieron al Sistema Internacional de Pagos de China (CIPS), análogo del sistema internacional SWIFT, pero en una categoría mucho más desarrollada, también creada por China para eludir medidas económicas en su contra.
El factor de las criptomonedas como vía de escape de Rusia de las «sanciones» queda en entredicho. Tanto Rusia como China han preferido evitar su vínculo con las criptos, entre muchas razones, también para fortalecer sus vías intermediarias financieras.
¿Quién gana y quién pierde?
Paradójicamente, las medidas que se han impuesto a Rusia, por razones de contexto y relaciones de interdependencia económica, podrían obligar a muchos clientes y socios de Rusia a vincularse mediante estas plataformas como el CIPS y el SPSF, dándoles un impulso que no tenían.
De ahí que la encrucijada de Occidente a la hora de «bombardear» la economía rusa, tiene el dilema de que al pretender aislarla y cortar sus vínculos, Occidente sufriría y la arquitectura financiera del eje euroasiático podría fortalecerse.
El alcance real y político de estas medidas no yace estrictamente en su impacto inicial, pues el espectro ruso y el espectro occidental de la economía sufrirán los efectos de manera diferenciada. El asunto de fondo es: de qué manera los involucrados podrán gestionar los embates al mediano y largo plazo, quién podría resultar más perjudicado y quién se beneficiará con avances estratégicos.
Artículo publicado en Misión Verdad.
Foto de portada: La desconexión de SWIFT de «algunos» bancos rusos abre nuevas incertidumbres pero asimismo un camino a la reorganización financiera alternativa (Foto: Archivo)