Dentro de cuatro meses, en mayo, comienza la producción a gran escala de la nueva bomba nuclear B61-12 en Estados Unidos: el anuncio lo hace la Administración Nacional de Seguridad Nuclear, NNSA, que forma parte de la Administración Nacional Nuclear del Departamento de Energía de Estados Unidos. Cuando las nuevas bombas nucleares salgan de la fábrica, se entregarán a la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que las instalará en sus bases de Italia y otros países europeos en lugar de las B61.
La B61-12 es una nueva arma nuclear polivalente que sustituye a tres de las actuales variantes de la B61 (3, 4 y 7). Dispone de una ojiva con cuatro opciones de potencia, a seleccionar según el objetivo a destruir. No se lanza verticalmente como el B61, sino a una distancia del objetivo, al que es guiado por un sistema de satélites. Puede penetrar en el subsuelo, explotando en profundidad para destruir los búnkeres de los centros de mando con el fin de «decapitar» al país enemigo durante un primer ataque nuclear. Para este ataque, las Fuerzas Aéreas de EE.UU. también disponen de la cuarta variante del B61, el penetrador B61-11, modernizado en 2001. El B61-12, confirma la NNSA, puede ser lanzado por el bombardero furtivo B-2A y el futuro B-21, o por cazas con doble capacidad convencional y nuclear. Entre ellos se encuentran el F-16C/D estadounidense con base en Aviano y el Tornado PA-200 italiano con base en Ghedi. Aún más adecuados para el ataque nuclear son los F-35A, ya operativos en la Fuerza Aérea italiana.
La NNSA informa que «toda la producción necesaria de B61-12» se completará en el año fiscal 2026. El programa prevé la construcción de 500 bombas, con un coste de unos 10.000 millones de dólares (cada una de las cuales costaría el doble que si se construyera totalmente de oro). Sin embargo, el número real de bombas sigue siendo secreto, al igual que su despliegue geográfico. Este es el factor determinante de la capacidad ofensiva de las bombas nucleares B61-12. Si todos se desplegaran en territorio estadounidense, listos para ser transportados con los bombarderos estratégicos, esto no constituiría un cambio sustancial en la postura estratégica actual. Los B61-12, en cambio, se desplegarán en otros países, especialmente en Rusia, listos para ser transportados y lanzados por los F-35 y otros cazas.
La NNSA informa que «toda la producción necesaria de B61-12» se completará en el año fiscal 2026. El programa prevé la construcción de 500 bombas, con un coste de unos 10.000 millones de dólares (cada una de las cuales costaría el doble que si se construyera totalmente de oro). Sin embargo, el número real de bombas sigue siendo secreto, al igual que su despliegue geográfico. Este es el factor determinante de la capacidad ofensiva de las bombas nucleares B61-12. Si todos se desplegaran en territorio estadounidense, listos para ser transportados con los bombarderos estratégicos, esto no constituiría un cambio sustancial en la postura estratégica actual. Los B61-12, en cambio, se desplegarán en otros países, especialmente en Rusia, listos para ser transportados y lanzados por los F-35 y otros cazas.
Las bases de Aviano y Ghedi han sido reestructuradas para acoger los cazas F-35 armados con las nuevas bombas nucleares. En Ghedi pueden desplegarse 30 cazas F-35A italianos, listos para atacar bajo el mando de Estados Unidos con 60 bombas nucleares B61-12. No se descarta que también se desplieguen en otras bases del territorio italiano. No se descarta que, además de desplegarse en Alemania, Bélgica y los Países Bajos, también lo hagan en Polonia, cuyas fuerzas aéreas llevan años participando en las maniobras de guerra nuclear de la OTAN, y en otros países de Europa del Este. Los cazas de la OTAN desplegados en las repúblicas bálticas, fronterizas con Rusia, también podrían estar armados con B61-12. No se descarta que las nuevas bombas nucleares se desplieguen también en Asia y Oriente Medio contra China e Irán. Aunque están clasificadas como «armas nucleares no estratégicas», las B61-12, cuando se acercan a sus objetivos, tienen capacidades ofensivas similares a las de las armas estratégicas (como las cabezas de los misiles balísticos intercontinentales). Se trata, pues, de armas desestabilizadoras, que provocarán una reacción en cadena que acelerará la carrera armamentística nuclear.
Las 5 potencias nucleares que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU -Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido- afirman en una declaración conjunta (3 de enero) que «no se puede ganar una guerra nuclear y que nunca se debe librar» y : «Seguimos comprometidos… a proseguir las negociaciones de buena fe sobre medidas eficaces relativas al cese de la carrera de armamentos nucleares en una fecha temprana y al desarme nuclear». Estados Unidos debería entonces comprometerse a no desplegar en otros países, y mejor aún a no producir, las nuevas bombas nucleares B61-12.
*Manlio Dinucci, geógrafo y geopolitólogo.
Artículo publicado en Voltaire.