Imperialismo Norte América

La democracia y los derechos humanos según el imperio

Escrito Por Oscar Rotundo

Estados Unidos convocó para el 9 y 10 de diciembre a una “Cumbre por la Democracia” según los parámetros de su política exterior y en el marco del deterioro de su hegemonía.

Ciento diez gobiernos han sido invitados a este foro virtual que tendrá lugar entre el 9 y 10 de diciembre, fecha esta, en la que se conmemora un nuevo aniversario del día en que, en 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH).

Un dato preocupante sobre este foro, es que el concepto de derechos humanos pareciera estar divorciado del de democracia para los Estados Unidos ya que, tanto el anfitrión como mucho de sus invitados son Estados violadores sistemáticos de los derechos humanos o connotados practicantes del terrorismo de estado.

El 95 por ciento de los niños palestinos arrestados por el régimen de Israel fueron torturados durante la detención, según un nuevo informe del Ministerio palestino de Información 

Desde el punto de vista meramente electoral, los escándalos suscitados por los recambios gubernamentales ocurridos en los Estados Unidos en esta última década, no le dan autoridad para intervenir y juzgar tanto a los sistemas electorales, como a los gobiernos de otros países como Bolivia, Venezuela, Cuba o Nicaragua, a los cuales, los anfitriones de la cumbre, ubican dentro de “Los gobiernos autoritarios» , que, «están activamente trabajando para sembrar división y desconfianza en las democracias. La crisis que encaramos es real», como lo manifestara Antony Blinken, secretario de Estado de EE. UU.

Como paradoja de estas afirmaciones, a Bolivia no la invitan, teniendo este país un gobierno elegido con más del 55% de los votos después de haber sorteado un golpe de Estado, promovido, auspiciado y acompañado por Estados Unidos contra el presidente constitucional Evo Morales en el 2019.

En el caso de Venezuela, sobresale un echo significativo, el presidente Biden, no solo no invita a Venezuela, sino que, además, invita a un personaje al que nadie voto como presidente y que la misma oposición desconoce como representante; como bien dijera Antony Blinken «Los gobiernos autoritarios están activamente trabajando para sembrar división y desconfianza en las democracias. La crisis que encaramos es real»

En su rol de “promotor de los derechos humanos y la democracia”, para este evento, el gobierno norteamericano, cuenta con la participación de Israel, país que en estos momentos lleva adelante un criminal bombardeo contra Siria, que posee un gobierno que hace unos meses también ha sido consagrado por la voluntad popular en elecciones realizadas pese a las consecuencias y limitaciones que le impone una guerra fomentada, auspiciada y ejecutada por EE.UU.

En el ámbito de los derechos humanos, Israel es un constante violador de los derechos humanos de cientos de miles de palestinos en un territorio usurpado desde la misma fecha en la que se firmara la mencionada declaración de los derechos humanos adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y un activo promotor de métodos represivos en países como Colombia, Brasil y Chile entre otros.

El presidente Biden habla de autoritarismo, como si imponer sanciones, bloqueos o intervenciones militares a diversas naciones, no fuera un acto autoritario.

Según la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, Biden pedirá a los asistentes a la cumbre que se dediquen a «revertir la recesión democrática y garantizar que las democracias rindan frutos para su pueblo» ¿Cómo se puede concebir semejante situación cuando los gobiernos que ellos juzgan como antidemocráticos están siendo asfixiados en sus economías por bloqueos criminales, sanciones oprobiosas o guerras devastadoras por parte de países poderosos?

Este delirio argumental ha sido muy bien calificado por el gobierno de China, el cual ha considerado este evento como una “mofa”.

Semanas atrás, el canciller de Rusia y el de China emitieron un comunicado refiriéndose a la convocatoria a esta cumbre, mencionando su desacuerdo respecto a la orientación que el gobierno de Biden daba a dicho encuentro, señalando “La democracia, no es “una prerrogativa” de un determinado país o grupo de países, sino un derecho universal de todos los pueblos que puede “realizarse de múltiples maneras, y ningún modelo se adapta a todos los países”. “Ningún país tiene derecho a juzgar el vasto y variado panorama político del mundo con un solo criterio”“China, tiene una “democracia socialista amplia”, la cual refleja la voluntad del pueblo, se adapta a las realidades del país y goza de un fuerte apoyo popular. Asimismo, Rusia posee un “Estado democrático federativo” de derecho con una forma de Gobierno republicana donde la democracia es “el principio fundamental de su sistema político”.

Biden, con esta convocatoria muestra una parte de la agenda de redespliegue imperial que pretende desarrollar a partir del año próximo y con la cual tratará de recomponer su declinante hegemonía a nivel global.

La consolidación y creciente influencia de China-Rusia e Irán y el crecimiento sistemático del planteo de la “Franja y Ruta de la seda” que han transformado a la región asiática en un polo de atracción para los gobiernos de Europa, África y América, pone al imperialismo norteamericano y sus aliados en una situación impensada hace unos años.

Los intentos de Estados Unidos por doblegar mediante sanciones y bloqueos a los países que considera como enemigos, han tenido un efecto no deseado, como se ha observado durante la pandemia de Covid-19, en la cual, la iniciativa para la superación de la crisis sanitaria ha estado en manos de China, Rusia, Irán y Cuba, todas naciones castigadas por el gobierno norteamericano.

Estados Unidos se presenta como el adalid de la democracia, pero ese cuento es solo repetido por los multimedios de información congregados en la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), herramientas, que, junto a la USAID, utiliza para desestabilizar la autodeterminación de los pueblos.

Un párrafo aparte, merece la participación en este tipo de convocatorias de los gobiernos de México y Argentina, que son parte de la Celac, junto a gobiernos que arbitrariamente han sido excluidos.

En el caso de Argentina, uno espera con preocupación que no se vuelva a reeditar la política de “relaciones carnales” con los “nuevos mejores amigos” del norte, que nos llevó en la década del 90 a participar de la operación “Tormenta del Desierto”, con medio millar de militares en dos corbetas, un destructor, un buque de carga, dos aviones de transporte y tres helicópteros como aporte, para combatir contra lo que EE. UU denominara como «eje del mal», en este caso Irak.

EE.UU. desde la culminación de la Segunda Guerra Mundial en 1945, ha generado 201 conflictos armados de los 248 acontecidos en 153 regiones de todo el mundo hasta el año 2001 ¿quiere verse Argentina nuevamente arrastrada por las infames políticas belicistas de los crápulas de la democracia? ¿el gobierno argentino va a seguir tolerando el intervencionismo y asfixia económica de los países con los cuales se pretende construir la unidad latinoamericana y caribeña?

Espero que no porque esta “Cumbre por la democracia” “huele a Azufre”, o a algo peor.

Acerca del autor

Oscar Rotundo

Analista político y editor del equipo de Periodismo Internacional Alternativo PIA Global Miembro del consejo editorial de la Revista "PUEBLO EN ARMAS", del CENTRO DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES DE LAS RELACIONES CÍVICO-MILITARES (FUNDAPAS)" República Bolivariana de Venezuela

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