Esto implica un trabajo de inteligencia muy preciso con un monitoreo casi a diario de las unidades militares gracias a los datos proporcionados por satélite, pero también mediante el trabajo de inteligencia humana en el campo. Por lo que sí, todavía necesitamos el espionaje puro y duro a la antigua, con los instintos humanos y sus habilidades analíticas sobre la guerra.
La otra respuesta a la «Electronic Warfare» (guerra electrónica) es la capacidad técnica de desactivar drones suicidas utilizando para ello las mismas características de su diseño. Un diseño que combina la electrónica simple con la avanzada, pero que lo hace vulnerable a equipos dedicados a la guerra electrónica con capacidad de apoyo, protección y ataque. Todo es cuestión de saber si su equipamiento de guerra electrónica actualmente en uso sea capaz de neutralizar estos drones kamikaze de forma eficaz.
También está la brigada dedicada a la defensa antiaérea, pero su problema reside en la tasa de éxito de la interceptación de su equipo básico, que se supone que destruye aviones con radares muy diferentes y en números limitados, de ahí la importancia de »tener una redundancia capaz de manejar varios radares.
Volviendo a lo básico, el uso de drones kamikaze en la guerra convencional- no la guerra de guerrillas- responde a una estrategia, en primer lugar para penetrar el sistema A2 /AD (negación de área de acceso) del enemigo destruyendo sus capacidades antiaéreas, en segundo lugar para llegar a los puestos de mando con el fin de interrumpir la coordinación del trabajo por tanto, la respuesta, y en tercer lugar, debilitaría en menor medida a la infantería destruyendo artillería pesada como los MLRS (Multiple Launch Rocket System) y vehículos blindados con múltiples configuraciones. Una cosa no cambia en una guerra convencional, quien golpea el blanco primero, es decir aquel que toma la iniciativa, depende del mismo mantener la ventaja.
Observaciones y lecciones de la guerra entre Armenia y Azerbaiyán por el Karabaj, y Siria y Libia.
A medida que el Ejército azerbaiyano penetró para recuperar los territorios controlados por los armenios, dicha guerra (27 sept 2020 – 10 nov 2020) ofreció lecciones de oro para la comunidad estratégica y militar mundial. A continuación, se enumeran cinco observaciones principales para comprender el futuro de la guerra en el contexto del conflicto armado que se desarrolla en el Sáhara Occidental desde hace más de un año:
LECCIÓN 1: Sin cobertura de guerra electrónica y armamento contra drones, las unidades terrestres tradicionales están en serios problemas.
La primera lección que mostraron los enfrentamientos entre Azerbaiyán y Armenia es la vulnerabilidad de las unidades terrestres tradicionales –formaciones blindadas, mecanizadas y motorizadas– frente a sistemas y armamentos avanzados de guerra con drones empleados por Azerbaiyán. Los enfrentamientos en el Alto Karabaj, si bien la era de los tanques aún no ha terminado, los tanques de batalla, junto con otras plataformas tradicionales de guerra terrestre, serían objetivos fáciles para los sistemas aéreos no tripulados (UAV), a menos que vayan acompañados de una composición orgánica de defensas aéreas móviles de corto alcance, activos de guerra electrónica y sistemas anti-UAV.
LECCIÓN 2: La integración del apoyo de fuego terrestre y los drones cobra gran importancia en la guerra moderna.
Esta táctica ha funcionado perfectamente en la guerra de Siria. Este país de Oriente Medio sirvió como un laboratorio de guerra del siglo XXI. Todos los actores involucrados, desde la coalición anti-Daesh liderada por Estados Unidos hasta la Guardia Revolucionaria iraní y el Hezbolá libanés, han demostrado, probado y aprendido sobre nuevas capacidades militares en el campo de batalla sirio.
Turquía y Rusia son dos naciones que desarrollaron «complejos de artillería y drones» durante sus expediciones a Siria. El Ejército turco, especialmente durante la Operación Fuente de Paz, ha utilizado sus drones para ejecutar misiones de inteligencia, vigilancia, adquisición de objetivos y reconocimiento (ISTAR) para el obús Firtina de clase 155 mm y múltiples sistemas de lanzamiento de cohetes.
Además, los drones turcos también se utilizaron para tareas de evaluación de daños en el campo de batalla, así como para monitorear los efectos de artillería y los cohetes. Asimismo, las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa han integrado los drones Orlan-10 a la artillería clase 152 mm.
Pero aquí hay una desventaja para el ejército de ocupación marroquí, en guerra contra los saharauis desde el pasado 13 de noviembre. Un ejemplo: en muchos enfrentamientos con misiles, incluidos los enfrentamientos nocturnos con artillería saharaui, el ejército marroquí no supo luchar en estrecha coordinación con los recursos de guerra terrestre que posee junto a los drones israelíes que tiene en su arsenal.
LECCIÓN 3: La disuasión intra-guerra gana importancia.
Abrumada por la ofensiva del Ejército saharaui, la parte marroquí ha recurrido a atacar los puntos de concentración de civiles y sus bienes en pleno desierto descubierto. En ECSAHARAUI se analizó el aspecto legal internacional de la campaña militar marroquí contra los civiles en el Sáhara Occidental que equivale a un crimen de guerra. Aparte del aspecto legal, la dimensión militar-estratégica del uso de drones sofisticados contra objetivos civiles durante la guerra merece atención. Con tal acto, Marruecos trató sin éxito de hacer la disuasión intra-guerra. La disuasión intra-guerra trata, brevemente, de controlar los patrones de escalada dentro de un conflicto en curso e incorpora la negociación tácita o explícita con respecto a los umbrales y límites de un conflicto en desarrollo. Pero en ningún momento se trata de atacar a los civiles para conseguir este fin.
En general, la guerra en curso en el Sáhara Occidental mostró que la disuasión durante la guerra y las armas estratégicas relacionadas con este concepto crucial seguirán dominando los campos de batalla en los próximos años, pero con una excepción; Si Marruecos puede extender este concepto a un enfoque más sistemático, entonces se puede suponer que los drones marroquíes ahora tienen una nueva tarea en el campo de batalla, en vez de atacar a los civiles y destruir sus bienes, atacar a los objetivos militares saharauis. Al no poder hacerlo, pierde el dron un punto vital en su capacidad de disuasión.
LECCIÓN 4: Los drones son buenos activos de supresión de defensas aéreas enemigas o SEAD (por sus siglas en inglés)
En los campos de batalla de Siria y Libia por ejemplo, el dron Bayraktar TB-2 ha logrado ganar reconocimiento y se ha ganado el nombre de «el cazador de Pantsir». Este reconocimiento parece no cobrar fuerza alguna sobre el terreno en la guerra del Sáhara Occidental. El ejército marroquí ha utilizado los drones, especialmente el Bayraktar TB-2, para atacar exclusivamente a los civiles en pleno desierto y a plena luz del día. Solo en las últimas semanas de los enfrentamientos en curso, las fuerzas de ocupación marroquíes destruyeron cinco vehículos y tres camiones de civiles saharauis, argelinos y mauritanos, dejando una quincena de fallecidos.
Aparte del armamento turco, la otra fuente importante de Marruecos para ese tipo de armas ha sido Israel. En este sentido, las municiones israelíes, o los llamados “drones kamikazes”, pasan a primer plano. En primer lugar, disfrutan de una gran autonomía. En segundo lugar, poseen capacidades anti-radares, lo que significa que el dron puede detectar y localizar de forma autónoma las emisiones de los radares. Pero sin embargo, los drones marroquíes no han marcado diferencia, ni en los ataques contra las unidades saharauis durante los choques armados, ni en otro campo. En general, como resultado de la ausencia de una arquitectura sólida de defensa aérea centrada en la red y en las zonas aéreas relativamente permisivas, los drones han demostrado ser activos SEAD efectivos.
LECCIÓN 5: A pesar de la era de los drones, el cálculo geoestratégico militar sigue siendo importante.
Si bien la ventaja tecnológica de Marruecos y la guerra con drones han demostrado hasta ahora una cierta capacidad de combate. A medida que se desarrolla la guerra en el Sáhara Occidental, la planificación militar del Ejército saharaui se transformó de una abrumadora guerra de desgaste impulsada por ataques relámpagos e inesperados en un esfuerzo por mantener la opción de disuasión frente al ejército marroquí. Hay que destacar que el Ejército saharaui ataca a las bases marroquíes dónde, cómo y cuándo quiera. De hecho, el Ejército saharaui mostró desde el primer día de guerra un buen desempeño en la guerra contra los drones, hasta el momento no ha perdido equipos militares ni lanzamisiles. Y en un año de guerra, solo ha perdido a 15 de sus soldados en combates en varias partes del territorio.
Sin embargo, la guerra en curso en la antigua colonia española ha mostrado que el cálculo geoestratégico militar tradicional sigue siendo relevante. Las capacidades de combate convencionales para limpiar, mantener y denegar territorio siguen siendo cruciales. Teniendo en cuenta la «lección 1» y la «lección 2» mencionadas anteriormente sobre el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, se puede suponer con total seguridad que los drones son ahora una parte integral del arte operacional moderno de la guerra combinada, pero jamás sustituirá a los medios tradicionales para ganar la contienda.
Artículo publicado en Ecsaharaui, editado por el equipo de PIA Global