Europa

Polonia: entre la UE y la soberanía

Por Sebastián Tapia* –
El Tribunal Constitucional de Polonia sorprendió al resto de la comunidad europea el pasado 7 de Octubre con un fallo lapidario: los artículos 1 y 19 del Tratado de la Unión Europea son incompatibles con la Constitución polaca. Esta decisión acaba con la primacía del derecho comunitario por sobre el derecho nacional, en medio de una lucha de poder entre Bruselas y Varsovia.

La importancia del fallo

El tribunal polaco no es el primero en cuestionar la capacidad del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) para modificar leyes internas de los estados miembros. En 2012, la corte constitucional checa ignoró una sentencia relativa al sistema de seguridad social del país y en 2020 el Tribunal Constitucional alemán desoyó la sentencia sobre el programa de compra de deuda soberana de 2015. Pero la desobediencia a estos fallos pone en juicio la capacidad del Tribunal Europeo en algunas áreas específicas. En cambio, el fallo polaco cuestiona el núcleo mismo del derecho comunitario, que la decisión de los tribunales comunitarios es superior al orden jurídico nacional.

El fallo es sí es una reacción a la intromisión de Bruselas en el sistema jurídico polaco. La UE cuestiona una serie de reformas llevadas adelante por el gobierno del partido Ley y Justicia (PiS), mediante la cual permite la reasignación de jueces y la creación de un régimen disciplinario para los jueces. Esto es visto por Bruselas como un retroceso en la división de poderes, un avance del ejecutivo por sobre el poder judicial. El fallo del Tribunal Constitucional, en cambio, considera que “la Unión Europea no tiene competencia para evaluar a la Justicia polaca y su funcionamiento”

La reacción europea

Desde la Comisión Europea, Ursula von der Leyen dejó muy en claro la posición del bloque continental:

“Todas las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea son vinculantes para las autoridades de todos los Estados miembros, incluidos los tribunales nacionales (…) El derecho de la UE tiene primacía sobre el derecho nacional, incluidas las disposiciones constitucionales (…) Esto es lo que todos los Estados miembros de la UE han firmado como miembros de la Unión Europea. Utilizaremos todos los poderes que tenemos en virtud de los Tratados para garantizarlo”.

El ministro de relaciones exteriores alemán, Heiko Maas, respaldo a von der Leyen: “La Comisión cuenta con todo nuestro apoyo para hacer cumplir la legislación de la UE” y a la vez, le recordó al premier polaco, Mateusz Morawiecki, que “si un país decide formar parte de la UE, debe aplicar plenamente las normas acordadas”. Habría que recordarle a Maas que por el fallo alemán de 2020 que desoye el al TJUE, hay en la Comisión Europea un procedimiento de infracción iniciado en junio de 2021.

Por su parte, el ministro luxemburgués de Asuntos Exteriores, Jean Asselborn, declaró que:

“La primacía de la ley europea es esencial para la integración. Si se rompe este principio, la Europa que conocemos, que fue creada con el Tratado de Roma, dejará de existir”

Y tal vez ese es el punto, pero visto de otra manera. Para Polonia, esa Unión Europea a la cual quiso entrar en su momento, ya no existe. En el fallo, el Tribunal Constitucional polaco dice que “los órganos de la Unión Europea actúan más allá de los límites de las competencias delegadas por la República de Polonia en los Tratados”. Es decir, esa Europa del mercado común, del libre tránsito de personas, que se presentaba como un mercado potencial para los productos y trabajadores polacos se convirtió en una maquinaria que le impone condiciones y regulaciones, que no siempre van de la mano con la política nacional.

Otras cuestiones

La vinculación de temas que lleva adelante Bruselas para imponer su voluntad es lo que le permite aumentar la presión sobre los miembros de la Unión. En el caso polaco, el tema de las reformas judiciales está vinculada a la ayuda económica para enfrentar la pandemia de COVID-19. Hace más de dos meses que la Comisión Europea no aprueba el Plan de Recuperación de Polonia, que le permitiría acceder a 24 mil millones de euros en transferencias directas y uno 15 mil millones en créditos, hasta que este país no de garantías de respetar el Estado de Derecho. El gobierno polaco dio un paso al anunciar el desmantelamiento de la sala que impondría las sanciones a los jueces, pero todavía no es suficiente. Por eso el TJUE falló en contra del traslado forzoso de jueces, un día antes del fallo del Tribunal Constitucional polaco.

Otro tema en el cual Polonia choca con la Unión Europea es en cuanto a los medios de comunicación. La Ley de Medios aprobada por el parlamento polaco en Agosto evita que las compañías pertenecientes a países fuera del área económica europea puedan poseer la mayoría de acciones en compañías de medios polacos. Desde el gobierno lo presentan como la manera de evitar que sus medios caigan en manos de empresarios de “países autoritarios”, sin embargo la medida apunta al principal medio opositor cuyo mayoría accionaria recae en la compañía estadounidense Discovery.

Si bien la ley no contraviene el derecho comunitario, la vicepresidenta de la Comisión Europea, Vera Jourová, fue muy crítica de la ley:

“El pluralismo de los medios de comunicación y la diversidad de opiniones son lo que las democracias fuertes acogen, no es lo que combaten (…) El proyecto de ley de radiodifusión polaca envía una señal negativa. Necesitamos una Ley de Libertad de Medios en toda la Unión Europea para defender la libertad de los medios y apoyar el Estado de derecho”

No sólo está el planteo geopolítico de la alianza atlántica entre Europa y Estados Unidos, por lo que un ataque al capital estadounidense tendría altos costos, sino que Bruselas ve la posibilidad de aumentar su control sobre otra área más que hasta ahora era regulada por los estados nacionales.

La incómoda posición de Polonia

Si bien Polonia es una de los principales socios estadounidenses en Europa, liderando el avance de la OTAN hacia el Este e incluso recibiendo sistemas del escudo antimisiles estadounidense en Europa, el desafío a las empresas estadounidenses mediante la Ley de Medios podría costarle caro. Como recordatorio – o amenaza –  el Secretario de Estado, Anthony Blinken, dijo:

“Las grandes inversiones comerciales estadounidenses en Polonia unen nuestra prosperidad y mejoran nuestra seguridad colectiva”

La presión estadounidense logró que el Senado rechaze la ley, que volvió a diputados para ser modificada. Pero es difícil saber cómo se comportará la cámara de diputados controlada por PiS. El líder del partido, Jaroslaw Kaczynski, mantiene la posición de que Polonia no quiere abandonar la UE, sino mejorar la relación entre la Unión y sus miembros. En una entrevista en Septiembre declaró:

“el futuro de Polonia es estar en la Unión Europea” aunque “se viola el principio de igualdad de los estados, y de forma muy drástica. También hay tendencia a instrumentalizar la UE por parte de los estados más fuertes, en particular uno: Alemania”.

Para colmo, Polonia no puede contar con la opción de acercarse al Este para balancera su relación con Berlín y Bruselas. Actualmente se encuentra con una crisis fronteriza con Bielorrusia por el cruce de migrantes ilegales entre un país y el otro.  Kaczynski sostiene que es un plan elaborado por Lukashenko, con la venia de Putin, contra Polonia y la UE por haber apoyado a la oposición en el intento de destitución tras las elecciones del 2020. Más allá de la paranoia de Kaczynski, está claro que una mejroa en las relaciones con Bielorrusia y Rusia no son una opción.

El enfrentamiento con la Unión Europea, el choque con Estados Unidos por la Ley de Medios y su historial de rusofobia deja a Polonia en la posibilidad de ser un paria en medio de una zona de conflicto. No cuenta con la capacidad para disputar el liderazgo de la UE con Alemania o Francia y depende de los Estados Unidos para su defensa estratégica. Si Polonia no comienza a cooperar con sus socios occidentales, se verá aislada. Entonces, tal vez, su única opción sea una relación periférica con el Reino Unido, si viejo amigo.

*Sebastián Tapia, analista, editor general del Observatorio Sur Global.

Artículo publicado en Observatorio del Sur Global.

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