A través de los años el ser humano ha tenido la necesidad imperiosa de defender su territorio o sus propiedades de otro u otros. Mismo caso sucede con el mundo en general, en el que algunas naciones aspiran a tener el control en y sobre otras, evidentemente, con algún fin específico, que suele ser el apoderamiento de los recursos –naturales o no- u obtener una posición geopolítica estratégica.
En el accionar constante entre agresión y defensa, los conflictos han evolucionado en su forma y fondo. Actualmente, los ataques son de tal magnitud que han pasado a tomar distintas denominaciones, como, por ejemplo: guerra de cuarta generación, guerra total, guerra psicológica, guerra no convencional, guerra popular prolongada, guerra multidimensional, y otros, solo por mencionar algunos.
Para efectos de la presente publicación se tratará el concepto de guerra híbrida, partiendo desde los primeros postulados del marine estadounidense Frank Hoffman (2007), pasando por las concepciones de otros autores para lograr una idea global de a qué se enfrenta la población venezolana en la actualidad –una de las tantas formas-. Para encarar este tipo de guerra se considera que es de vital importancia la formación ideológica y académica del individuo, así como las distintas herramientas con las que pueda contar para “no dejarse doblegar” y hacer frente a estos ataques.
Cabría preguntarse entonces: ¿cómo contrarrestar la guerra híbrida de forma individual y social? ¿Qué papel juega la soberanía en dicha guerra? Esta respuesta posiblemente se encuentra en las Redes Híbridas de Información Multidimensionales de Alto Espectro (RHIMDAE), de las cuales, todos los ciudadanos pueden formar parte.
Este ensayo reviste singular significación por cuanto ofrecerá una visión de la importancia vital para el país de la conjugación entre la soberanía y las RHIMDAE como elementos trascendentales para la defensa integral de la nación venezolana. Todo esto se realiza a partir de investigaciones documentales y análisis de diversas fuentes en torno a los conceptos de soberanía, defensa integral de la nación, y guerras híbridas. De igual forma, se parte desde el paradigma socio-crítico expuesto por Arnal (1992), según el cual se otorga otra mirada para interpretar y representar la realidad como un proceso constante, para la atención de distintos intereses, necesidades y/o controversias. Al mismo tiempo, este ensayo se vale de la experiencia, para plantear el establecimiento de las Redes Híbridas de Información Multidimensionales de Alto Espectro, ya que luego de exhaustivas indagaciones se determina que no existe algún manual, libro o autor que trate el asunto en su totalidad, sino únicamente someras ideas al respecto.
LA SOBERANÍA DESDE LA DEFENSA INTEGRAL DE LA NACIÓN
De acuerdo con la carta magna de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 322:
La seguridad de la nación es competencia esencial y responsabilidad del Estado, fundamentada en el desarrollo integral de esta y su defensa es responsabilidad de los venezolanos y las venezolanas; también de las personas naturales y jurídicas, tanto de derecho público como de derecho privado, que se encuentren en el espacio geográfico nacional.
Esto expone que tanto la seguridad como la defensa integral corresponden también a los venezolanos, aunque el principal garante sea el Estado. ¿En qué consiste, pues, la defensa integral de la nación? Según la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación de la República Bolivariana de Venezuela (2002), artículo 3, se define a la defensa integral como:
(…) el conjunto de sistemas, métodos, medidas y acciones de defensa, cualesquiera sean su naturaleza e intensidad, que en forma activa formule, coordine y ejecute el Estado con la participación de las instituciones públicas y privadas, y las personas naturales y jurídicas, nacionales o extranjeras, con el objeto de salvaguardar la independencia, la libertad, la democracia, la soberanía, la integridad territorial y el desarrollo integral de la nación.
Es decir, que la defensa integral de la nación atañe a las distintas acciones que se realicen con el fin de salvaguardar a la patria. Más adelante, en el artículo 6 de la mencionada Ley se señala sobre quiénes recaen directamente estas acciones, sosteniendo que:
El Estado y la sociedad son corresponsables en materia de seguridad y defensa integral de la nación, y las distintas actividades que realicen en los ámbitos económico, social, político, geográfico, ambiental y militar, estarán dirigidas a garantizar la satisfacción de los intereses y objetivos nacionales plasmados en la Constitución y las leyes.
Esta corresponsabilidad de defensa integral, de acuerdo con la precitada ley, en su artículo 15:
Abarca el territorio y demás espacios geográficos de la República, así como los ciudadanos y ciudadanas, y los extranjeros que se encuentren en él. Igualmente, contempla a los venezolanos y venezolanas, y bienes fuera del ámbito nacional, pertenecientes a la República.
Para completar lo anterior, el Documento Rector de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela (2020), en su capítulo IV, señala que “la unión de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el pueblo es el eje fundamental de la doctrina militar venezolana para alcanzar la defensa integral de la Nación” (p. 76). En síntesis, tanto la seguridad como la defensa de la nación es responsabilidad de todos los habitantes de Venezuela, independientemente de su condición natural o jurídica.
Bajo esta misma premisa, y contextualizándola en los tiempos actuales, el Documento Rector de la UMBV expone que la defensa integral de la nación es una doctrina que “defiende la noción de guerra popular prolongada, de la creación y consolidación de las milicias, y de la preparación política e ideológica de toda la sociedad en su conjunto para enfrentar a un enemigo militar” (p. 77), de la misma forma:
Incluye la cooperación activa del pueblo en defensa de la soberanía y se materializa en las siguientes líneas estratégicas para la defensa integral:
1) fortalecimiento del poder militar de la Nación;
2) profundización de la unión cívico-militar; y
3) fortalecimiento y participación popular en las tareas de la defensa nacional. En definitiva, la doctrina de defensa integral supone la imbricación de Fuerza Armada y pueblo. (op. cit)
Así pues, podría decirse que, para fortalecer a la patria desde todos los ámbitos, se hace cada vez más necesario la verdadera unión de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana con el pueblo, un pueblo organizado, adiestrado, entrenado, capacitado y equipado con las herramientas y el conocimiento necesario prestos a defender a Venezuela ante cualquier actividad que atente contra su estabilidad.
Por otra parte, siguiendo los planteamientos de las Líneas estratégicas de investigación del programa doctoral de Formación Avanzada en Defensa Integral de la Nación de la UMBV (2019), se considera a la soberanía como la “manifestación que distingue y caracteriza al poder del Estado, por lo cual se afirma su superioridad jurídica sobre cualquier otro poder, sin aceptar limitaciones ni subordinaciones que cercenen sus facultades ni su independencia dentro de su territorio y posesiones”. (p.3)
Según Borja (2018), soberanía proviene del vocablo latino supremus, que viene a significar “lo más elevado, lo supremo, lo inapelable. De modo que la noción de soberanía, referida al Estado, es la potestad que éste tiene para conducir sus pasos sin más condicionamiento que su propia voluntad” (s.p).
En su Enciclopedia de la Política, este mismo autor expresa que la soberanía es un concepto presente desde la antigüedad, cuya evolución teórica ha pasado por grandes autores según las características que se consideraban en el contexto del momento en cuanto a noción de soberanía, y que ha estado estrechamente relacionado a la visión ideológica-política. Entre estos autores se tienen las propuestas de Juan Bodin (1529-1969), Tomas Hobbes (1588-1679), John Locke (1623-1704) y Rosseau (1712-1778) – solo por mencionar algunos-. El significado de este término tomó singular importancia con la conocida Paz de Westfalia, ya que con ella se afirmó el concepto de aquello que implica la soberanía nacional, “sostuvo el principio de no injerencia en los asuntos internos de los Estados y preconizó el trato igualitario entre ellos independientemente de su tamaño o fuerza” (Borja, 2018).
Borja (op. cit.) concluye exponiendo que lo que es común a tales definiciones permite decir que la soberanía es la facultad del Estado para auto-obligarse y auto-determinarse, esto es, conducirse sin obedecer a poderes ni autoridades ajenos a los suyos. En este sentido, el Estado está provisto de una potestad sustantiva, suprema, inapelable, irresistible y exclusiva que actúa y decide sobre su ser y modo de orientación. Esta potestad no tiene su fuente en el exterior, sino que es una potestad inmanente, que nace y se desenvuelve en el interior del Estado. (s.p)
Este mismo autor sostiene que la soberanía tiene dos elementos constitutivos: la supremacía y la independencia. El primero de ellos “consiste en que la voluntad del Estado no admite contrarresto en el orden interno, dado que está respaldada por un poder supremo, irresistible, no condicionado” (s.p). Esto quiere decir que el poder del Estado es un poder superior a todos los demás.
Por su parte, la independencia “se manifiesta hacia el exterior del Estado, y en virtud del cual puede éste actuar y conducirse en el ámbito internacional en pie de igualdad con los otros Estados” (s.p); esto sin importar las diferencias de territorio, demografía, económicas o militares. Desde la perspectiva internacional “la soberanía es sinónimo de independencia. Afirmar que los Estados son soberanos en sus relaciones recíprocas equivale a decir que son iguales los unos con los otros, sin que pueda alguno reclamar superioridad ni autoridad sobre los demás” (s.p).
Bajo este mismo orden de ideas, de acuerdo con la definición planteada en el Pequeño Larousse Ilustrado (1982), la soberanía es la Autoridad suprema. / Poder supremo que posee el Estado. / Estado del poder político de una nación o de un organismo que no está sometido al control de otra nación o de otro organismo. / Soberanía nacional, la que corresponde al pueblo, de quien emanan todos los poderes del Estado. (p. 949)
Bajo esta premisa, y en relación al contexto actual, es importante acotar que desde hace algunos años Venezuela ha estado sometida a constantes ataques mediante acciones que pretenden desestabilizarla, generando caos y afectando su orden interno. Esto, de acuerdo con Ceballos (2020), “ha ido complicando y amenazando la Independencia, Soberanía e Integridad Territorial de la nación” (p. 77).
En función de ellos, plantea Ceballos (op. cit) que:
Es necesario hacer énfasis en la sub-tarea adiestramiento. El adiestramiento efectivo, eficiente y continuo, debe ser la primera acción diaria de nuestros combatientes en todo el territorio nacional, dirigido al Ceofanb, y ejecutado por los componentes militares y la Milicia Bolivariana (…). (p. 72)
Con esas palabras, se afianza, una vez más, corresponsabilidad que debe emanar desde el pueblo junto con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para la defensa integral de la nación; para lo que se hace necesario que el primero también cuente con las herramientas necesarias en su formación.
GUERRA HÍBRIDA: Caos administrado contra Venezuela
Desde hace casi dos décadas Venezuela ha estado en guerra de diversos tipos, aunque en los últimos 8 años haya sido en una fase distinta: aquella en la que no hay negociaciones, treguas o derechos humanos que valgan. Por ahora no hay agresiones bélicas, pero sí operaciones de asedio, hostigamiento, bloqueos que cada día se intensifican. Se emplean herramientas a nivel político, financiero, social, económico, y/o psicológico que han sido puestas en práctica en países como Siria o Irak (solo por mencionar algunos), con el marcado objetivo de desmembrar, desde las raíces, a la población venezolana, mostrándola ante el mundo como una nación donde reina el caos, la anarquía, la ingobernabilidad.
Max Manwaring (citado en MPPPD, 2020) expresa que:
Existe sólo una norma común para los conflictos de hoy en día: que no existen normas. No se prohíbe nada. Así es la guerra en la época de la globalización. Mientras que es menos sangrienta no es menos brutal… El último objetivo de la Guerra se mantiene igual: Forzar al enemigo a ceder ante los intereses de otro. (p. 26) De acuerdo con lo planteado en el libro Guerra difusa (2020), elaborado por el Ministerio del Poder Popular para la Defensa, Estados Unidos ha aplicado once doctrinas de guerra en contra de Venezuela, las cuales se pueden reflejar en la siguiente infografía:
Como se ha podido notar –que al mismo tiempo se menciona en el precitado libro-, estas diferentes doctrinas de guerra aplicadas contra Venezuela coexisten de forma simultánea y se convierten en una expresión muy avanzada de ansias de dominación sobre esta nación. Para efectos de la presente investigación, se tratará, en primer lugar, la doctrina de guerra híbrida desarrollada por Frank Hoffman, la cual ha sido:
(…) puesta en práctica en la actualidad como un instrumento catalizador e integrador de todas estas doctrinas y teorías de guerra no armada, las cuales han sido aplicadas de forma implacable, inhumana e indiscriminada, de manera simultánea y con un mismo objetivo contra Venezuela. (p. 26)
En este sentido, y tomando como referencia la Figura 1, se tiene que:
Lo híbrido, es el resultado de la combinación de dos elementos de distinta naturaleza. Concebida para la intervención en grandes urbes o terrenos complejos. Puede ser conducida por Estados, y por actores no estatales, incorporando modos de guerra diferentes, convencionales, tácticas y formaciones irregulares, actos terroristas, coerción, violencia indiscriminada y desorden criminal. (p. 62)
Las primeras descripciones de esta doctrina se pueden notar en la siguiente tabla:
Las guerras híbridas son también teorizadas por Andrew Korybko (2015), para quien este concepto permite entender “la táctica político-militar de Estados Unidos para sustituir a gobiernos no alineados a su política en el siglo XXI” (p. 3). Korybko plantea que
La guerra híbrida es la combinación entre revoluciones de colores y guerras no convencionales. En este nuevo modelo de guerra, las revoluciones coloreadas -largamente planeadas anteriormente y utilizando herramientas de propaganda y estudios psicológicos combinados con el uso de redes sociales- consisten en desestabilizar gobiernos por medio de manifestaciones de masas en nombre de reivindicaciones abstractas como democracia, libertad, etc.; son la chispa que enciende una situación de conflicto interno. (p. 3)
Para este autor, es precisamente la unión de las revoluciones de colores con la guerra no convencional lo que da origen al surgimiento de la guerra híbrida, un método de guerra indirecta llevado a cabo por Estados Unidos, cuyo objetivo radica en la expansión de un caos sistémico. Dicho caos, según se estima, debe resultar en un deterioro del sistema, con la necesidad urgente de reestablecerlo, para lo que se requiere un cambio de gobierno o de “régimen”.
Korybko (op. cit.) afirma que la guerra híbrida deriva de la teoría del caos, pudiendo considerarse como su primera aplicación. Para él, toda planificación y estrategia militar realizada por Estados Unidos tiene como objetivo final la idea de dominación de espectro total, que se resume como “la dotación de armas del caos y el intento de administrarlo. Ella es un nuevo plan de guerra que trasciende a todos los demás y los incorpora en su ser multifacético” (p.22).
El papel de las redes en la guerra
Korybko (2015) menciona a John Arquilla y David Ronfeldt, con su libro The Advent of Netwar, en el que exponen que un concepto de guerra social en la red, estableciendo que esta:
Se refiere a un modo emergente de conflicto (y crimen) en los niveles sociales, salvo guerras militares tradicionales, en que los protagonistas usan formas de organización en red y doctrinas, estrategias y tecnologías relacionadas afinadas con la era de la información. Estos protagonistas probablemente serán organizaciones dispersas, pequeños grupos e individuos que se comunicarán, coordinarán y conducirán sus campañas de una manera conectada vía Internet, generalmente sin un mando central preciso. (p. 27)
Para Arquilla y Ronfeldt, las guerras en red se enfocan en el denominado poder suave, especialmente en operaciones de la información y la administración de percepciones; una forma de guerra que, afirman, se encuentra en el extremo menos militar, ya que es de baja intensidad y social del espectro, además de ser más difusa, multidimensional, dispersa, ambigua y no lineal (Koybko, 2015, p. 28).
Se identifican así tres tipos de formaciones en red:
La Figura 2 se explica de la siguiente forma:
– Red en cadena: Tiene un comando centralizado.
– Red en estrella: Versión compartimentada, que puede constituir una célula dentro de una red mayor.
– Red multicanal: Acorde con el modelo de descentralización táctica, ya que este tipo de red ocurre cuando los “miembros no tienen que recurrir a una jerarquía porque ellos saben lo que tienen que hacer” (p. 28); lo que significa que las unidades individuales se vuelven una sola mente.
Plantean Arquilla y Ronfeldt que la guerra en red suele trascender y desafiar a las fronteras, así como las distinciones entre Estado-sociedad, público-privado, guerra-paz, guerra-crimen, civil-militar, policía-fuerzas armadas, legal-ilegal. Esto lo atribuyen a la guerra neocortical expuesta por Szafranski, según la cual dichas acciones pueden
Confundir las creencias fundamentales del pueblo acerca de la naturaleza de su cultura, sociedad y gobierno, en parte para instigar miedo, pero, por qué no, principalmente para desorientar al pueblo y perturbar sus percepciones, lo que, por lo tanto, le da un fuerte tenor social. (Koybko, 2015, p. 28)
La guerra social en red se entiende de la misma forma que la guerra híbrida, proponiendo una combinación de los tres tipos de formación en red para las revoluciones de colores: la primera parte de la red es el modelo en cadena, comenzando en el exterior con la decisión de derribar a un Estado geoestratégicamente localizado y no sumiso ante las pretensiones. Posteriormente, la decisión pasa a la jerarquía administrativa, hasta llegar a la planificación, fase en la que la red comienza a tomar forma, durante esta fase
Los organizadores externos examinan entonces las redes multicanal existentes que definen el ambiente social del blanco. Esto permite comprender mejor las interacciones que rigen la sociedad y sus diferentes segmentos. Una vez que los organizadores externos se sienten cómodos con las informaciones que se incautan, intentan penetrar en la sociedad objetivo a través de medios físicos (en el campo) o virtuales (vía Internet). (Koybko, 2015, p. 29)
En el caso de los medios físicos se emplean agentes de inteligencia reales, que guardan contacto directo con los simpatizantes o “disidentes favorables”. Estos individuos “pueden o no tener conocimiento de que están interactuando con los servicios de inteligencia de otro país, pero lo que importa es que sean participantes y organizadores convencidos de la desestabilización futura” (p. 29).
Lo más probable – y favorable- es la adopción de un enfoque híbrido, es decir, que se combinen elementos físicos y virtuales. Todos los que interactúan en ambos aspectos sirven como nodos de punto de contacto (PDC), encargándose de crear sus propias redes estrella y multicanal, esto, mediante redes sociales en línea o de ONG físicas. Mientras más personas o líderes se reclutan, nuevos nodos PDC se comunican de forma consciente –o no- con la agencia de inteligencia extranjera. El objetivo de todo esto es “aumentar exponencialmente los nodos (…) para maximizar la red social y alimentar la energía y momentum sociales del movimiento golpista” (Koybko, 2015, p.29).
Como se puede notar en la Figura 3, el modelo de aplicación de la guerra social en red puede volverse sumamente complejo. Se percibe que la red toma la apariencia similar a varias moléculas formando una célula biológica, que análoga a la situación en cuestión, no es más que varias moléculas formando una célula (o red social) que se interconecta con otras. En este sentido, si todo se encuentra bien organizado y fluye el intercambio de contenido (o entrada y salida de información que circula en la red), quiere decir que los nodos activos dentro del Estado –señalado como objetivo- se convierten en “una sola mente”, también conocida como “mente de colmena”.
Estas “mentes de colmena”, en la guerra híbrida, vienen siendo las masas insurgentes que atentan como un enjambre unificado contra los distintos centros simbólicos y administrativos de las autoridades, con el fin de provocar el caos organizado y dirigido para llevar al cambio de régimen.
Se tiene pues que esta situación, como esencia en sí misma de la guerra híbrida, evidentemente –y hoy, más que nunca- está acompañada del uso de redes sociales a su favor, ya sea para reclutar adeptos o difundir los mensajes, así como también la intensa y constante campaña en contra del Estado (objetivo/blanco) y el flujo de información falsa en contraste con las noticias reales.
La intuición estratégica en el combate
Para hacer frente a la guerra híbrida se necesitan varios elementos, entre los que –para efectos de esta investigación- se destaca el empleo de las estrategias: aquellas habilidades basadas en el conocimiento y en la experiencia adquirida que, con el pasar del tiempo, pueden convertirse en intuición. En este sentido, se cuenta con la denominada intuición estratégica, que a juicio de Duggan (2008) consiste en un flash del entendimiento gracias al cual se puede pensar con claridad cómo solucionar un problema. En otras palabras, no es más que un breve pero maravilloso momento en el que el cerebro recopila información para solucionar un conflicto en una determinada situación, cuya respuesta no se encontraba de forma lógica. Un momento de lucidez frente a una situación no prevista, que lleva a tomar las decisiones más acordes para ofrecer ventajas con miras a alcanzar los objetivos planteados; un proceso que puede o no ser racional.
Para desarrollar este tipo de intuición es necesario tener conocimientos previos (anteriores a los hechos) y acertar en la proyección de los resultados previstos. Este proceso funciona de manera distinta, puesto que cada situación requiere de distintas estrategias, siendo lo más importante la meta: saber cómo actuar.
Duggan (2008) identifica tres tipos de intuición:
Tal como se puede notar en la figura 3, los tres tipos de intuición se relacionan entre sí, la diferencia entre cada una de ellas es crucial para la búsqueda de soluciones.
Cuando el individuo investiga o experimenta de alguna forma almacena información en su mente, lo que le posteriormente le permite tener la facultad de identificar situaciones similares, y por tanto, las acciones (nuevas o no) a seguir. Si la persona ha visto o repetido en varias oportunidades una misma situación, el cerebro evoca rápidamente los recuerdos: esto se convierte en intuición experta; en otras palabras, esta funciona rápidamente en situaciones conocidas porque el cerebro ya las ha vivido.
Por su parte, la intuición estratégica funciona más lentamente en situaciones nuevas; en esta, el estratega debe desarrollar cualidades que permitan actuar de manera correcta y que lo lleven a alcanzar acertadamente el objetivo, por lo que constantemente debe buscar información. De modo que no solamente hacen falta conocimientos o experiencia, sino la combinación de cada uno de los factores para tener certeza sobre las decisiones tomadas. Esto, por supuesto, depende de cada individuo, de sus capacidades, de la información que almacene en su cerebro, de la pasión por lo que haga, y del entorno en el que se desenvuelva. Independientemente de que la intuición, como proceso en sí mismo, se dé o no de forma racional, se pretende sencillamente tener la capacidad de certeza total sobre algo que todavía no ha sucedido.
La intuición estratégica es también un factor clave en las Redes Híbridas de Información Multidimensionales de Alto Espectro, por cuanto las mismas requieren de la participación activa de cada uno de los ciudadanos, valiéndose estos de su formación, conocimientos previos, experiencias, y de los “destellos de lucidez” (o intuición) ante determinadas circunstancias para solventar distintas problemáticas que puedan presentarse con el fin de salvaguardar el territorio, y defender integralmente a la nación venezolana.
Finalmente, se podría establecer la necesidad de establecer Redes Híbridas de Información Multidimensionales de Alto Espectro para detectar posibles sabotajes, acciones terroristas, y todo movimiento inusual de parte de actores potencialmente perjudiciales para la nación. Asumir, actuar, analizar, considerar la crítica popular, es desarrollar la mentalidad de combate, es poner en práctica acciones que garanticen la cohesión social, la defensa integral de la nación, la salvaguarda de la patria.
Notas:
* MSc. En Historia Militar y Filosofía de la Guerra
Obras consultadas:
Alvarado, L., y García, G. (2008). Características más relevantes del paradigma socio-crítico: su aplicación en investigaciones de educación ambiental y de enseñanza de las ciencias realizadas en el Doctorado de Educación del Instituto Pedagógico de Caracas. Sapiens. Revista Universitaria de Investigación.9(2),187-202. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=41011837011
Arnal, J., del Rincón, D. y Latorre, A. (1992). Investigación educativa. Fundamentos y metodología. Labor. https://www.icmujeres.gob.mx/wp-content/uploads/2020/05/InvestigacionEducativa.pdf
Borja, R. (2018). Soberanía. En Enciclopedia de la Política Rodrigo Borja. Recuperado el 23 de febrero de 2021, de https://www.enciclopediadelapolitica.org/soberania/
Ceballos, R. (2020). Venezuela potencia. Paz y seguridad multidimensional. Editorial Trinchera
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, 5.453 (Extraordinario), 24 de marzo de 2000.
Duggan, W. (2009). Intuición estratégica. La chispa creativa en la realización humana. Grupo Norma.
Korybko, A. (2015). Guerras híbridas. De las revoluciones de colores a los golpes. Proyecto del Institute for Strategic Studies and Predictions PFUR
Ley Orgánica de Seguridad de la Nación. (2014). Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, Decreto Nº 1473, noviembre 19, 2014.
Líneas estratégicas de investigación del programa doctoral de Formación Avanzada en Defensa Integral de la Nación (2019). Universidad Militar Bolivariana de Venezuela.
Ministerio del Poder Popular para la Defensa. (2020). Guerra difusa. Una guerra multidimensional y multiforme de carácter no convencional aplicada a la República Bolivariana de Venezuela. Fondo Editorial Hormiguero
Pequeño Larousse Ilustrado (1982). Pequeño Larousse ilustrado
Universidad Militar Bolivariana de Venezuela. Documento Rector de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela (2020). Editorial Hormiguero
Fuente: Artículo publicado en la Revista Pueblo en Armas, de la República Bolivariana de Venezuela. Edición Especial. Pueblo en Armas – Revista Online