Albania es el segundo país en Europa con la mayor cantidad de recursos naturales por cabeza. Entre ellos, los más significativos son el cromo, el cobre, el níquel y el carbón. Según una encuesta del Banco Mundial, la Tierra de las Águilas suma más recursos naturales que Grecia, Turquía, Italia y Alemania.
Bulqizë, la llamada “ciudad de las minas”, es un municipio de unos 12.000 habitantes en la ladera de las montañas en el Noreste del país que acumula la mayor reserva de cromo de Europa. Este metal se descubrió a finales de los años 30 y las primeras minas se abrieron en 1948, durante el periodo comunista, cuando las estrechas relaciones políticas con la URSS y China fueron muy útiles para que Albania obtuviera la técnica y la experiencia necesarias para hacer de Bulqizë el tercer mayor productor de cromo del mundo.
Tras la caída del comunismo, las minas fueron privatizadas de modo que la concentración del gran interés financiero se quedó en manos de muy pocas compañías, que siguieron cavando en las entrañas de las montañas para extraer las menas de cromo.
La creciente avidez por el beneficio llevó al incremento de las actividades mineras sin inversiones en cuestiones relativas a la salud o la seguridad en el trabajo. Actualmente, miles de personas de Bulqizë trabajan en las minas manipulando explosivos, equipo y transporte fechados en los años 50, lo que pone en peligro su vida cada día.
Cada trabajador extrae una media de ocho toneladas de cromo en cada turno, el equivalente a un beneficio diario de unos 1.600 dólares, mientras que su sueldo mensual asciende a 350 dólares. En los últimos años han ocurrido varios accidentes en los que han fallecido varios mineros por las pobres condiciones de seguridad en el trabajo. Según una investigación de la red de oenegés BIRN, en la última década los accidentes en las minas de Albania han causado la muerte de unos 300 trabajadores. Solo en Bulqizë, 22 murieron en las galerías de las minas. En muchos de los casos que acabaron en tragedia, las instituciones estatales han culpado a las víctimas y los medios de comunicación han apuntado que las compañías, algunas de las cuales tienen vínculos confirmados con políticos, raramente se enfrentan a procesos judiciales.
Se han convocado numerosas manifestaciones contra las duras condiciones de trabajo en las minas, por el aumento de los salarios y el adelanto de la edad de jubilación, pero el Gobierno albanés no ha respondido a ninguna de esas reclamaciones de los trabajadores.
En noviembre de 2019, cientos de mineros de Bulqizë formaron un nuevo sindicato para exigir mejores condiciones laborales. Denunciaban también que, días antes de registrar el sindicato, los mayores productores de cromo empezaron a despedir a sindicalistas y a presionar a quienes habían mostrado simpatías por el movimiento.
Las mujeres desempeñan un papel importante en el negocio del cromo, ya que se encargan de seleccionar las vetas preciosas trabajando al aire libre, bajo cualquier condición climatológica.
El cromo representa un recurso natural no renovable con una gran relevancia económica en todo el mundo. Debido a su alta resistencia a la corrosión, se emplea en un amplio rango de aplicaciones industriales, especialmente en procesos de cromado y refinado del acero. La dura vida en las minas de Bulqizë muestra una imagen preocupante del punto de partida de la cadena de suministro de muchos productos cotidianos.
*Vincenzo Montefinés, fotógrafo documental autónomo.
Artículo publicado en El Salto.
Foto de portada: Cada trabajador extrae una media de ocho toneladas de cromo en cada turno, el equivalente a un beneficio diario de unos 1.600 dólares, mientras que su sueldo mensual asciende a 350 dólares. Vincenzo Montefinés.