Europa

Diplomáticos franceses: Estados Unidos nos ha traicionado

Por Tom Fowdy* –
En su creciente enfrentamiento con China, un Washington despiadado ha demostrado que ahora no le importa Europa, sino la región del Indo-Pacífico. Aquí es donde se desarrolla… la nueva Guerra Fría.

El miércoles por la noche, Joe Biden por Estados Unidos, Scott Morrison por Australia y Boris Johnson por Gran Bretaña celebraron una cumbre trilateral (virtual) en la que firmaron un nuevo acuerdo, titulado AUKUS, una alianza que se propone intensificar la cooperación militar entre las naciones de la Anglosfera, uniendo sus tecnologías e investigaciones de carácter secreto.

Aunque no lo dijeron abiertamente el gran titular fue el anuncio que Estados Unidos compartiría su tecnología submarina de propulsión nuclear con Australia, con el objetivo de contener militarmente a China. El llamado “pacto de los submarinos” implica que Canberra cancelará abruptamente un acuerdo de 43.000 millones de dólares con Francia para construir 12 submarinos de este tipo, una medida que provocó la indignación de altos funcionarios diplomáticos de París, que acusaron a Estados Unidos de traición.

Toda esta historia abre un agujero negro en el intento de Biden de reconstruir los lazos transatlánticos con Europa. Ante esta nueva alianza militar el ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, declaró: «Esta decisión unilateral, brutal e impredecible es muy similar a lo que estaba haciendo el Sr. Trump».

Por otra parte, esta noticia es inquietante para Beijing ya que intensifica la carrera armamentista en esa región del Pacífico.Motivada, quizás ,por las ambiciones electoral de Scott Morrison, el pacto AUKUS empuja la relación de Australia con China al borde del no retorno, hecho que puede tener inmensas consecuencias políticas, económicas y militares. Pero, ¿cuál es el significado de este cambio de escenario?

En la emergente nueva guerra fría la administración Biden ahora está apostado formalmente a los aliados que realmente le importan, y está diciendo cuáles no le interesan. Es un punto de quiebre, se juega “set y partido’ para las naciones que se enfrentan en el Pacífico. En este “gran juego mundial” se ha marginado a Europa .

La diplomacia de Washington ha dejado en claro que el principal instrumento para enfrentarse con Beijing son el Reino Unido, junto a Australia, Japón e India, como parte del llamado «Quad» (que se reunirá pronto).

Si bien Washington tiene la obsesión por lograr que Europa «se ponga de su lado», las consideraciones geopolíticas han llevado a sus estrategas a planificar una nueva Guerra Fría que se ha desplazado a la región del Indo-Pacífico.

Por tanto, las naciones de la UE no deberían sorprenderse que Estados Unidos las haya engañado. Lo ha hecho de manera escandalosa pero, pragmática en búsqueda de objetivos geopolíticos y de ganancias para su propio complejo industrial militar. Será interesante ver cómo reaccionan Francia y otros países europeos: ¿dejarán de inclinarse ante Estados Unidos?

Cuando Biden asumió el cargo, proclamó: «¡Estados Unidos ha vuelto!» y prometió reconstruir los lazos con Europa. En los cuatro años anteriores los europeos creían que el distanciamiento había sido obra personal de Trump, un presidente errático, peligroso e insufrible. De hecho, Donald Trump inició las provocaciones contra la UE: sanciones al comercio, disputas entre Boeing y Airbus, exigencia de aumentar el presupuesto de la OTAN. Sin embargo, el error imperdonable que han cometido los “estadistas” europeos fue asumir que el slogan ‘Estados Unidos primero’ era sólo una frase de propaganda y, por lo tanto, creyeron que el reemplazo de Trump por Biden haría que las cosas volvieran a la ‘normalidad’.

El propio Biden al respaldar nuevamente a la OTAN lo que estaba haciendo era orquestar una narrativa engañosa con el objeto que Europa se volviera más amigable con su estrategia contra China.

Solo unas semanas antes que asumiera el cargo, la Unión Europea y China habían sellado un «acuerdo de inversión integral» (CAI), con un lucrativo programa que daría a las empresas europeas un mejor acceso a los mercados de China que el que tiene el país norteamericano.

Washington se opuso al acuerdo con firmeza en nombre de la «solidaridad transatlántica», y Jake Sullivan publicó un tuit proponiendo “consultas tempranas con Europa para analizar nuestras preocupaciones comunes ante las prácticas económicas de China».

Finalmente, Estados Unidos logró persuadir a la UE para que sancionara a China por Xinjiang, lo que lógicamente provocó una molesta respuesta de Beijing. A continuación, los parlamentarios de la UE , siguiendo los deseos de EEUU decidieron congelar el acuerdo CAÍ con China.

¿Qué sucedió realmente?

Estados Unidos saboteó los intereses de Europa en favor de los suyos. Y la UE asumió, equivocadamente, que esta decisión repararía los lazos rotos con EE UU. Pero, no fue así.
¿Por qué? En realidad, el problema nunca fue Trump, el problema son las políticas de Estados Unidos en general. El Imperio considera a la Unión Europea es una herramienta útil porque sus gobiernos acatan cumplidamente sus órdenes, pero Washington no respeta los intereses de los europeos, y menos ahora que el centro del conflicto está en el Indo-Pacífico.

El inexcusable error que cometieron los lideres Europeos fue creer que Estados Unidos trabajaría activamente con ellos en China, pero, no vieron lo que hoy está a la vista de todo el mundo: después de reducir las tensiones con Rusia, Washington ya no cree que Europa sea prioritaria y, ahora está dirigiendo toda su estrategia contra China.

El menosprecio de la OTAN por parte de Trump no se debió a su naturaleza errática, sino fue la expresión política que los intereses estratégicos de Estados Unidos estaban cambiando, ya no están centrados en Europa, por lo que Francia, Alemania y el resto de Europa «deberían pagar su propia defensa».

Sin embargo, la obsesión con la personalidad de Trump enmascaró este cambio estratégico, el mismo efecto tuvieron las “encantadoras” declaraciones de Biden cuando asumió el mandato. Sin embargo, con el “acuerdo de los submarinos” los políticos europeos tendrán obligatoriamente un rudo despertar. Deberán comprender que todo ha cambiado. Ahora los socios más importantes para Estados Unidos son Gran Bretaña, Japón, Australia e India (el Quad).

Europa ya no es estratégicamente relevante para los Norteamericanos. Durante décadas, lo fue para “contener” a la URSS primero y a Rusia después y también para controlar a Oriente Medio. Pero, estamos en el comienzo de una nueva era y la Guerra Fría no será como la primera, esta vez el centro de gravedad no está en Europa, está en Asia .

Ahora toman importancia algunos precedentes olvidados. Estados Unidos ha estado practicando programas de espionaje industrial contra los países europeos y, además, ha cooptado, sin sonrojarse, sus agencias de inteligencia – por ejemplo con el programa Eurofighter, desarrollado en Dinamarca.

La lista de agravios es mucho más larga.

Europa parece ya no saber lo que se proponen las élites estadounidenses, por esta razón no pudo calcular cuáles eran las verdaderas intenciones de Biden. También, ha sido incapaz de reconocer que Washington tiene una larga historia de comportarse con “mala fe” con el viejo continente.

Estados Unidos no es el «salvador» de Europa, y si bien se ha hablado de la participación de la Unión Europea en el “mantra Indo-Pacífico», los estadounidenses no creen que los europeos sean importantes en este momento y, en el mejor de los casos, los han relegado al banquillo de suplentes.

Si Francia y Alemania se toman en serio su proclamada «autonomía estratégica», deberían dejar de inclinarse ante la agenda de Estados Unidos contra China. Después de la debacle de Afganistán nadie tiene derecho a volver a engañarse: hacer lo que a Washington se le antoja solo beneficia a Washington. Si ahora los políticos de la Unión Europea no se reúnen para resucitar el acuerdo con China, y a la vez refuerzan sus capacidades de seguridad, entonces demostrarán que son realmente unos imbéciles.

*Tom Fowdy, analista británico de relaciones internacionales.

Artículo publicado en Observatorio de Crisis.

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