La presencia francesa en el continente africano es de esos temas que merece la pena analizar de manera separada por cada región, e incluso por cada país. El Sahel ha sido una zona en la que se han invertido enormes esfuerzos y recursos, pero cada país se ha desenvuelto de diferente manera y en el último año este aspecto ha podido verse con mayor claridad.
En anteriores artículos nos centramos en la presencia francesa en Malí y su futuro tras el fin de la Operación Barkhane. En este artículo hablaremos del despliegue francés en Chad y su estrategia tras los últimos acontecimientos en el país.
La República de Chad formó parte del imperio colonial francés entre los años 1900 y 1960. La entonces colonia había sido de gran utilidad estratégica para Francia, y como dato curioso, durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizado como base de partida de la II División Blindada del general Leclerc, que posteriormente liberaría Francia en 1944.
En 1960 se logró la independencia del país, pero éste se encontraba enormemente dividido. Aunque se otorgó la independencia, ambos países han estado muy ligados durante estas décadas y la influencia de Francia en el país africano es más que evidente. Durante la guerra civil chadiana de 1965, Francia intervino a favor del Gobierno en la lucha contra el Frente Nacional de Liberación de Chad (Frolinat). En 1982, Hissene Habré llegó al poder presidencial gracias al apoyo del país galo y Estados Unidos, que buscaban un Gobierno en la zona que ayudase a contrarrestar el poder de la Libia de Gadafi, que poseía una gran influencia en el norte de Chad. Un año después de la llegada del presidente chadiano al poder, las fuerzas libias bombardeaban la franja de Faya-Largeau en el norte de Chad, lo que desembocó en la puesta en marcha de la Operación Manta. Las tropas francesas se terminaron retirando por un acuerdo acuerdo con Libia por el que Gadafi también ordenaría la tropa de retiradas. Esta retirada fue celebrada por Francia pero tensó las relaciones con su aliado sahelino. En el conflicto entre Chad y Libia se lanzó la Operación Epervier en favor de Chad por los acuerdos de defensa que mantenía con Francia, pero a pesar de que el conflicto finalizó, las tropas francesas no se replegaron del todo. Durante los años 90 la antigua metrópoli prometió disminuir su presencia en el país, pero esto no solo no se ha cumplido, sino que ha aumentado.
Francia es uno de los principales socios comerciales del país y sus exportaciones cubren la mayor parte del sector alimentario e informático chadiano. Las empresas francesas se han asentado en el país y actualmente hay filiales de 20 empresas galas. Por otra parte, Chad es de los principales importadores de hidrocarburos y goma arábiga (que se usa en la elaboración de pegamentos de uso diario, explosivos o alimentos). Las relaciones económicas no terminan ahí, ya que el país galo ha concedido asistencia presupuestaria a Chad, ayuda para proyectos humanitarios y estabilización, además de formar parte de los préstamos concedidos por el Fondo Monetario Internacional. En conclusión, la situación sociopolítica y económica en Chad afecta directamente a Francia, además de que este último busca aumentar su presencia a nivel mundial y se sirve de los lazos con sus antiguas colonias para expandir su influencia en diversas regiones.
Al margen de los lazos antes mencionados, un ámbito en el que Francia ha destacado en el Sahel es en el de las misiones militares. El ex presidente Idriss Deby solicitó ayuda en los años 2006,2008 y 2019 Francia en los momentos en que diversos grupos rebeldes se acercaban a la capital. La ayuda militar y de inteligencia fue determinante para las victorias del Gobierno chadiano. Los sucesivos Gobiernos de Idriss Deby, al igual que los de su predecesor, Hissène Habré, se han caracterizado por la represión de toda voz discordante y de las violaciones sistemáticas del derecho internacional. Sin embrago, Francia les continuaba apoyando y muchas veces logrando que se mantuviesen en el poder. Esta estrategia se le ha criticado duramente a Francia y en 2012 con la llegada de François Hollande a la presidencia prometía recalibrar las relaciones entre Francia y África, en concreto de los países con regímenes dictatoriales. En consecuencia, Idriss Deby no fue invitado al Palacio del Eliseo ya que por aquel momento había una gran polémica sobre la desaparición del líder de la oposición, Ibni Oumar Mahamat Saleh cuatro años antes. En consecuencia, el presidente chadiano boicoteó la a “Sommet de la Francophonie” en el año 2012.
En el año 2014 se lanzaba la Operación Barkhane que se inspiraba en la ya extinta Operación Serval, pero no se centraba sólo en Malí si no que incluía a varios países sahelinos, entre los que se encuentra Chad. La misión poseía un puesto permanente en la capital y dos puestos avanzados situados en el norte del país en las localidades de Faya y Abeché. El despliegue de equipamientos y efectivos franceses ayudó a afianzar la posición del presidente ya que deba la imagen de “ser demasiado grande como para dejarlo caer”. La Operación Brakhane llegó a tener desplegados 5100 efectivos además de un amplio y variado despliegue de equipamiento terrestre y aéreo. Al mismo tiempo que este despliegue bilateral Francia colabora en el marco de operaciones de la Unión Europea en suelo chadiano y en organizaciones regionales de cooperación como G5Sahel. Desde que se inició la Operación Barkhane el problema del yihadismo no solo no se ha solucionado si no que ha aumentado. En 2021 el presidente Emamnuel Macron anunciaba el fin de la Operación Barkhane pero que esta no iba a significar la retirada total de los efectivos franceses de la zona del Sahel. La región se ha convertido en una zona muy disputada tanto por las grandes potencias como de las potencias medias. Francia es consciente de que si se repliega totalmente del Sahel será muy difícil volver a entrar posteriormente y que muchos países, alguno competidores suyos, están deseando ocupar su lugar. Por este motivo, Francia busca una implicación en el Sahel desde un plano más multilateral como el las misiones de la Unión Europea o la nueva Task Force Takuba. Este planteamiento aporta ventajas como dividir los gastos de las operaciones, la Operación Barkhane costaba cada año mil millones de euros, y pueden ayudar a mejorar la imagen de Francia en el Sahel que se ha deteriorado en los últimos años.
El Ejército chadiano es de los que tienen una mayor fama en el Sahel después de que en 2013 se uniesen con rapidez y eficacia a las tropas francesas para combatir a los yihadistas en el norte de Malí. Actualmente se encuentran desplegados en la zona del lago Chad y la Zona de las Tres Fronteras para combatir el yihadismo y el tráfico ilegal. Sin embrago, al igual que muchos que ocurre con otros Ejércitos sahelinos existen acusaciones por parte de organizaciones humanitarias por los actos cometidos contra la población civil durante sus operaciones. El expresidente Idriss Deby había sido mariscal y su poder de apoyaba en el Ejército pro lo que procuraba que estuviese bien suplido y siempre operativo por lo que al mismo tiempo tiene un peso considerable dentro de la política nacional.
Estos últimos años no han sido fáciles para la región del Sahel, desde el año 2018 hemos visto sucesivos golpes de Estado y la caída de tres eternos presidentes en Sudán, Malí y Chad. Cabe destacar que los presidentes de los dos primeros países fueron derrocados por golpes de Estado, pero el presidente chadiano Idriss Debby murió en el campo de batalla por lo que se consideraría un magnicidio. La situación en el país en el momento de la muerte de Deby era muy tensa ya que se habían celebrado unas elcciones acusadas y fraude y se habían dado protestas, al mismo tiempo el grupo armado “Frente por el Cambio y la Concordia en Chad (FACT)” avanzaba imparable desde Libia hacia la capital. Durante estos combates el presidente resultaba gravemente herido y fallecía unos días después. Al poco tiempo se daba un golpe de Estado militar y el su hijo Mahamat Idriss Deby, General del Ejército Nacional de Chad tomaba el poder. Se inicia así un periodo marcado por el Consejo Militar de Transición encabezado por el hijo del expresidente durante 18 meses, aunque el actual presidente del Consejo ya ha hecho alusiones a una ampliación del mismo.
Esta situación en Chad pilló desprevenido a Francia que acababa de salir de las negociaciones con el Consejo Militar que se había formado en Malí. Rápidamente el embajador francés se reunió con Mahamat Idriss Deby. En estos momentos el FACT se había retirado hacía el norte y no suponía una amenaza inmediata lo que le dio un mayor margen de maniobra a Francia que veía cada vez más probable tener que realizar una intervención. Un signo importante de lo cerca que sigue Francia los acontecimientos en Chad se puede ver en que el presidente Emmanuel Macron asistió al funeral del expresidente. Sin embargo, la población no se muestra favorable a la presencia francesa en el país ya que durante las protestas que se dieron tras la creación del Consejo Militar se pudieron ver pancartas contra la intervención gala en Chad y pidiendo que entrase Rusia en su lugar. Esta dinámica no se da solo en Chad ya que en Malí pasó lo mismo tras el derrocamiento del presidente Keita.
Los reclamos de la población no afectaron al Gobierno ya que el presidente Mahamat Idriss Deby viajó a Francia para ” una visita de amistad y trabajo” donde se trataron temas de cooperación de seguridad y lucha contra el yihadismo. La situación de Francia en el Sahel ahora mismo es muy delicada y Chad ha sido unos de sus clásicos aliados clave en la región y no se encuentra en posición de perderlo. Esto se ha podido ver es que Malí y Chad han sufrido procesos similares pero el comportamiento de Francia ha sido diferente. Francia ha ejercido una mayor presión contra el Gobierno militar maliense con el que llegó a suspender las operaciones militares conjuntas mientras que no ocurrió lo mismo en Chad. Este comportamiento por parte de la potencia europea fue duramente criticado por parte del Gobierno maliense y empezaron a surgir voces que pedían la intervención rusa en detrimento de la francesa.
El presidente Emmanuel Macron dejó pronunció unas palabras durante el funeral de Idriss Deby en las que dejaba muy claro que Francia no se replegaría en Chad. “Francia no dejará jamás que nadie, ni hoy ni mañana, ponga en cuestión la estabilidad y la integridad de Chad” (…) Querido presidente, querido mariscal, querido Idris, viviste como soldado, has muerto como soldado, con las armas en la mano. Francia estará también ahí para hacer vivir tu promesa de un Chad pacificado”. Esta retórica no fue bien acogida por la oposición ya que ven la llegada al poder de Mahamat Idiss Debu como un “golpe de Estado institucional” que va a continuar el gobierno represivo de su padre. Al mismo tiempo Macron pidió que se respetase el periodo de transición de 18 meses hacia unas elecciones libres y que se diese un diálogo inclusivo con todas las fuerzas políticas de Chad, que hasta el momento no se ha cumplido.
A nivel nacional y europeo preocupa la delicada situación de Francia en el Sahel y que su estrategia actual se convierta en una guerra que no pueden ganar, pero tampoco perder lo que les obligue a permanecer allí a pesar de las pérdidas y el desgaste que supone. La prensa gala lo ha comparado en más de una ocasión con la situación de Estados Unidos en Afganistán.
Los últimos acontecimientos en Chad y la reorientación de la política francesa en el Sahel despiertan curiosidad y preocupación a partes iguales por un futuro incierto.
*Andrea Chamorro, estudiante de Ciencia política en la USAL. Considero imprescindible conocer la realidad africana para comprender la realidad global. Especializada en Geopolítica, Relaciones y Terrorismo.
Artículo publicado en Descifrando la Guerra.
Foto de portada: Protestas contra la presencia francesa en Chad ( Via: Twitter)