Nuestra América Perspectiva de Género

¿QUÉ HACER CON CHILE? UN ESTADO FEMICIDA Y PATRIARCAL

Informe RPI*
El oasis del cual hablaba Piñera antes del estallido social, o como decía la Concertación “el ejemplo para el vecindario (América Latina)” es uno de los tantos países latinoamericanos donde el femicidio y la desigualdad de la mujer trabajadora en relación al trabajador hombre son abismantes.

La clase política chilena, esa misma que se erige como defensora de los derechos humanos alrededor del mundo pero que dirige con predilección sus misiles contra Cuba, esconde esta realidad femicida como también esconde el hecho que en la Cuba Independiente y Soberana no hay casos de femicidio y donde la Federación de Mujeres Cubanas es uno de las organizaciones fundamentales de la lucha revolucionaria actual y pasada. Aun así, estos representantes de la clase dominante patriarcal chilena acusan a Cuba de estar sometida a una dictadura y su pueblo brutalmente oprimido.

La existencia de la Red Chilena Contra la Violencia hacia la Mujer, su sola existencia, debe causar una profunda vergüenza e indignación a todos por cuanto es uno de los reflejos de qué tipo de sociedad se han impuesto donde la violencia hacia la mujer es uno de sus pilares y que sólo nos dice que a sociedad capitalista chilena es un armado social basado precisamente en la violencia e impunidad del más fuerte contra el más débil. Esta es la democracia burguesa del cual nos hablan maravillas y la misma que pretenden imponer nuevamente en Cuba y retrotraerla a antes del triunfo de la revolución de 1959.

Los registros de femicidio comienza en el año 2010 [1] pero todos sabemos que el asesinato de mujeres tiene una muy larga data y que históricamente se ocultó primero en la “quema de brujas”, en la persecución de mujeres con supuestos poderes sobrenaturales, la violación de las mujeres campesinas e indígenas, “derecho” de pernada o primera noche, la esclavitud y violencia contra las mujeres africanas y su afrodescendencia (afrochilenas) como posteriormente en la romatización del femicidio ocultándolo en aquello de “crímenes pasionales”.

La dictadura militar-burguesa también se ensaño contra las mujeres revolucionarias en los centros de torturas, en las ejecuciones sumarias y en la desaparición de las mismas. Queda en la memoria los horrores de la oficial de carabineros Ingrid Olderock torturadora y asesina de la DINA quien entrenaba perros para que abusaran sexualmente de las prisioneras políticas.

Pero el más profundo desprecio hacia la mujer por parte de las fuerzas represivas no sólo se ejecutó durante la dictadura sino también en los inicios de la transición de la democracia donde las prisioneras revolucionarias fueron recluidas en una cárcel de hombres, Cárcel de San Miguel, y habiendo pasado todas ellas por sesiones de torturas. Posteriormente durante las protestas estudiantiles secundarias del 2011 muchas adolescentes detenidas fueron sometidas a abusos por parte de los represores quedando plasmados en informes y denuncias de la época en el Instituto Nacional de Derechos Humanos. Nuevamente, este terrorismo policial se cobró vigencia durante el estallido social donde a consecuencia de la violencia sistemática, generalizada y patriarcal por parte de las fuerzas del “orden” hubo 800 denuncias por abusos sexuales contra mujeres manifestantes. Fuel el colectivo Las Tesis quienes plasmas estos abusos en su mundialmente coreografía y canto donde las mujeres realizan “sentadillas” representando la tortura que fueron sometidas las mujeres protestantes que fueron desnudadas al interior de las comisarías y obligadas a hacer sentadillas para ser “revisadas”

El patriarcado incrustado en el ADN de la sociedad capitalista y de su ideología dominante no tardó en responder en contra de la ola feminista anti patriarcal que en el último 8 de marzo, Huelga Feminista, antes de la pandemia / cuarentena logró congregar a casi 3 millones de mujeres movilizadas, estrenando los patriarcales aquel concepto de “feminazi” como una forma insultante y despectiva hacia la lucha legítima del movimiento feminista. Pero la respuesta no tardó en llegar.

Al final de cuenta, la liberación de la mujer es mucho más que la paridad en las instituciones del Estado o como lo plantean hoy los reformistas-patriarcalizados con su “distribución del poder”. El fin del patriarcado, su caída, debe caer en forma simultánea con el capitalismo. La liberación de la mujer proletaria va de la mano de la liberación de proletariado mismo, y del triunfo revolucionario.

Notas:

*Revista Perspectiva Internacional

Fuente: rpidigital.info

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