«Seguir adelante e imponer sanciones ahora sería, creo, contraproducente en términos de nuestras relaciones europeas», dijo el presidente estadounidense Joe Biden.
En mayo Biden realizó su último intento y sancionó al operador de las obras del Nord Stream II y a su director ejecutivo, Mattias Warnig, pero las eliminó en el transcurso del mismo mes.
La vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki expresó “¿Cómo íbamos a detener un proyecto en otro país que se ha construido en un 95%?”.
No obstante, el Departamento del Tesoro de EEUU decidió sancionar a 13 buques: Akademik Chersky, Baltiski Issledovatel, Vladislav Strizhov, Rtemis Offshore, Bakhtemir, Finval, Captain Beklemishev, Murman, Narval, Sivuch, Spasatel Karev, Umka y Yuri Topchev; y tres compañías rusas: Mortransservis, el Servicio de Salvamento Marino y el Fondo de Propiedad de Energía Térmica de Samara.
Aún así, y pese a todas las sanciones, presiones y obstaculizaciones que Estados Unidos ha intentado contra sus ‘aliados’ europeos y Rusia, no han logrado frenar la construcción del gasoducto Nord Stream II que tiene fecha de finalización al término de este año.
Las declaraciones estadounidenses no agradaron ni a Polonia ni a Ucrania, principales opositores de la construcción del gasoducto y de Rusia.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Zbigniew Rau, criticó al presidente estadounidense y lo calificó de “políticamente inconsistente” por no imponer más sanciones al gasoducto frente a una situación que, según el diplomático polaco, “supondrá la dependencia de los países de Europa Central y Oriental de Rusia”.
Para Rau, Biden apoya los intereses de Rusia y Alemania “en detrimento de los intereses vitales de Polonia y Ucrania”. Además compartió las declaraciones del Primer Ministro húngaro, Viktor Orbán sobre que, para Estados Unidos en algunos temas, los países de Visegrad son considerados “países de segunda clase”.
Para el presidente ucraniano, Vladimir Zelensky, fue una ‘sorpresa desagradable’ que Biden decidiera no sancionar a las empresas constructoras del Nord Stream II, y que no se lo haya notificado con anticipación ya que “entre socios estratégicos las relaciones deben ser directas”.
“Realmente pensé que cuando se trataba de Nord Stream II, Estados Unidos seguía siendo el último puesto de avanzada en pie, por así decirlo. Entendemos que solo Estados Unidos es capaz de detener esta construcción”, dijo Zelensky.
“Sé que siempre hemos tenido apoyo bipartidista en Estados Unidos. Pero siempre he dicho, de hecho, que todos los expertos y diplomáticos han tenido el mismo entendimiento, que Biden conoce a Ucrania mejor que cualquier otro ex presidente anterior y, por lo tanto, comprende todos los problemas y, lo que es más importante, todos los riesgos de seguridad. Por eso, una vez más, nos sorprendió de manera muy desagradable”.
En varias oportunidades, con Trump o Biden en la presidencia, la Canciller Federal de Alemania, Angela Merkel expresó que las sanciones estadounidenses son inaceptables y explicó que el Nord Stream II es un proyecto puramente económico y clave para la transición hacia energías renovables frente a la decisión de abandonar las centrales nucleares y de carbón.
No obstante, EEUU argumenta que el gasoducto no se trata sólo de un proyecto económico más, sino que es “un instrumento político del Kremlin para dejar de lado a Ucrania y dividir a Europa”, como dijo Robin Quinville, embajadora interina de Estados Unidos en Berlín.
EEUU afirma que el gasoducto aumentaría la influencia de Rusia en Europa, quien podría ejercer presión a los países europeos frente a sus necesidades energéticas socavando la seguridad y estabilidad de Europa.
Las administraciones tanto de Obama como de Trump lo describieron como “herramienta de coerción”, sin embargo fue Estados Unidos el que se encargó de amenazar, imponer, coaccionar y repartir sanciones por doquier a todos los países europeos que decidan comerciar con Rusia.
Para el periodista cubano, López Blanch, “las “sanciones” que Estados Unidos ha impuesto contra el proyecto de gasoducto son violaciones al derecho internacional y un ejemplo de la competencia desleal que contradicen todos los dictámenes de la Organización Mundial del Comercio y de otras instituciones económicas, financieras y comerciales del orbe.
Mientras, Joe Biden comenzó, el miércoles 9 de junio, su primera gira al extranjero y eligió Europa como primera región a visitar.
“Será una gira repleta de encuentros con muchos de nuestros socios democráticos más cercanos —incluidas las naciones del Grupo de los Siete (G-7), nuestros aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y los líderes de la Unión Europea— antes de concluir con una reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin. En este momento de incertidumbre global, mientras el mundo todavía está lidiando con una pandemia única en un siglo, este viaje está enfocado en concretar el compromiso renovado de Estados Unidos con nuestros aliados y socios, y demostrar la capacidad de las democracias para enfrentar los desafíos y disuadir las amenazas de esta nueva era”.
Joe Biden – The Washington Post.
Nord Stream II molesta a EEUU
La polémica por el gasoducto se centra por su importancia geopolítica para EEUU, Rusia y Europa, especialmente para Alemania a quien se le suma la disyuntiva diplomática y económica.
El proyecto Nord Stream II tuvo grandes trabas e incluso se detuvo aproximadamente durante un año debido a la oposición de organismos de la Unión Europea, de países como Polonia, Letonia, Lituania, Estonia y Ucrania, pero especialmente por la oposición y las fuertes presiones de Estados Unidos.
Dejemos en claro que el proyecto Nord Stream II no incluye a EEUU, ni a su lobby energético, quienes se encuentran en otro continente cruzando el Océano Atlántico.
Que Alemania, siendo uno de los principales centros desde donde se reparte el gas al resto de los países europeos, comercie exclusivamente con Rusia, inquieta o mejor dicho fastidia a todo ese lobby energético que pretende promover y comerciar el gas licuado estadounidense en Europa.
Por lo tanto, para EEUU, que países europeos comercien multilateralmente con Rusia (o China), es motivo para intervenir, ya que disminuye la influencia estadounidense en la región.
Klaus Ernst, presidente del Comité de Economía y Energía del Parlamento Federal de Alemania, dijo que Alemania no tiene nada que discutir con EEUU acerca del Nord Stream II.
La dependencia energética europea
Para la Unión Europea es esencial asegurar el suministro estable de energía y garantizar su posesión frente a las crisis energéticas, ya que son el mayor importador de energía del mundo.
El especialista en relaciones internacionales y economía política, Álvaro Conde, explica que “la UE es el mayor importador de energía del mundo: importa más del 50% de la energía que consume, una factura de unos mil millones de € al día. Esta es una de las vulnerabilidades estratégicas de la Unión”.
Además, Conde recuerda que “el control de recursos energéticos ha motivado guerras en Europa, pero la energía también fue parte del origen de la UE. El Tratado de París de 1951 sobre el carbón y el acero entre Francia, Italia, Alemania Occidental y el Benelux apenas seis años después del fin de la Segunda Guerra Mundial fue el germen de la Unión actual. En esa línea, en 1957 se creó la Comunidad Europea de la Energía Atómica, o Euratom, para coordinar la política común de energía atómica”.
Sin dudas, el gasoducto Nord Stream II, ha dejado al descubierto las tensiones y disputas geopolíticas en el continente europeo, que incluyen desde intereses económicos, comerciales, energéticos, geoestratégicos e incluso de seguridad. No pasemos de alto que en el mismo período que Biden declaró que no puede hacer más nada por detener la construcción del gasoducto, se develó el espionaje por parte de EEUU a Angela Merkel.
Foto de portada: (De izquierda a derecha, primera fila) Primer ministro francés Francois Fillon; La canciller alemana, Angela Merkel; El primer ministro holandés, Mark Rutte; El presidente ruso Dmitry Medvedev; y el comisionado de Energía de la Unión Europea, Guenther Oettinger, hacen girar una rueda para iniciar simbólicamente el flujo de gas a través de la Línea 1 del sistema de ductos gemelos de Nord Stream. Foto: Nord Stream AG.