Durante los últimos 20 años, en paralelo con los años de la Revolución Bolivariana, a partir de la implementación del Plan Colombia bajo la administración de Andrés Pastrana y Bill Clinton, y la operatividad y profundización del mismo durante la administración de Álvaro Uribe Vélez y George Bush, Colombia se ha convertido en un gran portaviones de los Estados Unidos bajo la jefatura del Comando Sur y cuya misión está circunscrita a preservar la seguridad y defensa de los intereses en Centroamérica, el Caribe y el sur de la región o tal cual lo reseña la misión del USSOUTHCOM, “…Disuade la agresión, derrota las amenazas, responde rápidamente a las crisis y desarrolla la capacidad regional, trabajando con nuestros aliados, países socios y miembros del equipo del gobierno de EE. UU. para mejorar la seguridad y defender el territorio de EE. UU. Y nuestros intereses nacionales”.
Este gran portaviones USS COLOMBIA tiene la misión de contrarrestar la “amenaza inusual y extraordinaria” que representa Venezuela y sus aliados en la región y fuera del hemisferio. Sobre este punto el saliente Almirante aun en funciones Craig S. Faller, semanas atrás ante el Comité de servicios armados del Senado estadounidense, en compañía de los principales líderes de defensa del Pentágono y en particular del general Glen VanHerck, comandante del Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte y del Comando Norte de los Estados Unidos, declaraba: “China también está comprometida y comprometida globalmente en este hemisferio para promover sus intereses en el dominio económico”, y que además señaló la alineación diplomática entre China (“la mayor amenaza estratégica a largo plazo para la seguridad en el siglo XXI”, según el propio Faller) y Rusia sobre el tema; “Venezuela es el ejemplo más notable, donde, a nivel diplomático, ciertamente estaban y continúan comprometidos para bloquear cualquier esfuerzo en soluciones de la ONU o soluciones globales”.
El Plan Colombia constituyó desde sus orígenes un acuerdo económico y militar, que tenía como propósito derrotar a la insurgencia colombiana y restar la influencia del narcotráfico, ambos objetivos cumplidos a media, se derrotó a las FARC, una de las guerrillas, forzándola a sentarse en una mesa de negociación en La Habana, pero en lo referente al combate al narcotráfico, constituye un punto pendiente del Plan. Por cierto, que, en el año 2000, el actual presidente Joe Biden fue un ferviente impulsor y defensor del Plan Colombia en el Congreso estadounidense, consiguiendo además elevar el presupuesto del Plan por encima de los 10.000 millones de dólares durante 16 años.
Con la llegada de Álvaro Uribe Vélez a la presidencia de Colombia al Plan Colombia se le amplia con la doctrina de la Seguridad Democrática. Recordemos lo escrito por el propio Uribe en junio de 2003: “La Seguridad Democrática tiene unos principios guías y unas políticas que están en desarrollo. En este documento presentamos la carta de navegación de lo hecho y de lo que está por hacer, para que servidores del Estado, miembros de la Fuerza Pública y ciudadanos conozcan el conjunto de nuestra política de seguridad y participen en ella”. Esta carta de navegación contó no solo con el empuje de los militares y la policía militarizada para ejercer la violencia política desde el Estado contra cualquier proyecto que se ofreciera como alternativa política y amenazara al Status Quo establecido, sino que abrió las puertas a la consolidación de expresiones paramilitares narcotraficantes que luego toman el Estado con sus Senadores, Generales y ministros. Hasta el DAS (inteligencia al servicio del presidente) funcionaba como parte de esa orquesta.
Uribe abre el acuerdo con los Estados Unidos para formalizar lo que ya venía siendo un hecho; siete bases militares en suelo colombiano daban paso a la intervención directa de fuerzas militares gringas: Palanquero, Apiay, Bahía Málaga, Tolemaida, Malambo, Larandia y Cartagena. Sin embargo, es la propia Corte Constitucional la que impide semejante entrega al negar el Acuerdo.
La presencia de tropa yanqui, que posee licencia de extraterritorialidad, no puede ser juzgada por leyes colombianas, ya indicó qué significa para la propia población colombiana, en el 2015, un informe presentado ante la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas daba cuenta de la violación de 53 mujeres por militares estadounidenses apostados en la base de Tolemaida, en el centro de Colombia, a solo dos horas de Bogotá.
La Tropa gringa en Colombia permanece en base a acuerdos de asesoría y apoyo técnico o logístico. En el gobierno presidido por el número 82 de la lista de los individuos vinculados al narcotráfico, reseñados por el Departamento de Estado, el Estado colombiano dio paso a la utilización de los aeropuertos para la utilización de las fuerzas militares de los Estados Unidos lo cual permite a aeronaves estadounidenses aterrizar y abastecerse de combustibles en las instalaciones; tener acceso temporal, es decir, con tiempos de permanencia estipulados; y, de acceso por largo plazo.
A finales del año pasado por debates en el Senado de la República, se conoce la última forma de intervención usada, para birlar el control parlamentario obligatorio para tropas extranjeras en tránsito por el territorio : «La misión de SFAB en Colombia es una oportunidad de mostrar nuestro compromiso mutuo contra el narcotráfico y el apoyo a la paz regional, el respeto de la soberanía y a la promesa duradera de defender los ideales y valores compartidos». Esta fuerza corresponde a un total de 300 efectivos militares estadounidenses integrados por fuerzas regulares y contratistas de defensa que están llamados actuar sobre las “Zonas de Futuro” como señala el documento, ubicadas entre otros lugares en Catatumbo y Arauca. Una fuerza como esta que de acuerdo a la embajada estadounidense en Colombia y el ministerio de Defensa de dicho país actuarían en la asesoría del combate sobre los grupos de narcotraficantes, disidencias de la FARC y sobre la insurgencia del ELN ubicadas en estos puntos limítrofes con Venezuela. El territorio que comprende la larga y ancha frontera venezolana se ha convertido de esta manera en lo que otra ocasión hemos denominado la gran “zona gris caribeña” que sirve de teatro de operaciones para las fuerzas militares estadounidense con el respaldo de la OTAN, del cual Colombia es “socio global”.
En este contexto, se consolida y obtiene su máximo apresto operacional el USS COLOMBIA. Consolidado el puesto de mando, se producen sobre territorio venezolano las acciones planificadas para el aniquilamiento de la Revolución Bolivariana y con ello la Idea Bolivariana de integración latinoamericana. El magnicidio planificado contra el presidente Nicolás Maduro, los ataques a puestos militares en frontera del estado de Táchira con Colombia, la “Operación Libertad”, el ataque sobre los puentes de Tienditas y el Francisco de Paula Santander y finalmente la derrotada “Operación Gedeón”, son ejemplos documentados, investigados y comprobables de la utilización del USS COLOMBIA como el centro de las acciones de la Casa Blanca y el Pentágono contra la Revolución Bolivariana.
Lo que hace recordar aquel refrán llanero “el que este picado de culebra cuando ve bejuco brinca”, para precisar que lo que acontece en nuestro flanco Orinoco-Apure (la fachada llanera) puede ser parte de un plan que el director J2 (Inteligencia) del Comando Sur, el general Timothy D. Brown, tal vez conozca a detalle. Se han hecho acciones militares sobre las fachadas, Andina y Caribe. ¿Por qué no pensar en acciones sobre las fachadas llanera, atlántica o amazónica? Recordemos que sobre las acciones sobre las fachadas Andina y Caribe de una u otra manera el Estado colombiano acudió a grupos del narcotráfico para apoyar las intervenciones militares sobre suelo venezolano. Lo que no resulta una sorpresa si tomamos en cuenta las últimas declaraciones del exjefe paramilitar Salvatore Mancuso ante la Jurisdicción Especial para la Paz y la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad sobre el papel protagónico del Estado Colombiano en la conformación y apoyo del paramilitarismo, por ejemplo, la participación de mandos de la Fuerza Armada Nacional Colombiana: «Cuando fuimos a conformar el Bloque Norte de las Autodefensas, nos reunimos Carlos Castaño y mi persona con el general Iván Ramírez, comandante de la Brigada 11 en Montería y para ese momento comandante de la Primera División del Ejército».
Una última consideración. La mano que mece la cuna.
Derrotada la nueva incursión militar, esta vez con protagonismo de un grupo de la disidencia de la FARC en territorio del estado Apure, en la cual algunos de sus mandos pueden estar respondiendo a las instrucciones de la inteligencia colombiana que desde detrás del telón coordina con la comunidad de inteligencia gringa la estrategia de matar dos pájaros con un solo tiro. En este contexto, la inteligencia militar es un elemento necesario en la proyección y la ejecución de las operaciones militares en los territorios identificados que cree escenarios de conflicto. El grupo disidente pierde el rumbo original del proyecto revolucionario ante la mano que mece la cuna.
Imagínese este hipotético dialogo; Desde el puesto de mando del USS COLOMBIA una voz ordena a un mando captado de alguno de los grupos disidentes de la FARC: -Proceda con el objetivo. Provoque y atráigalo a suelo colombiano. El mando captado: Entendido. Pero el plan falla y las acciones militares de defensa de la FANB se dan en el teatro de operaciones dispuesto por sus jefes militares y no donde la inteligencia colombiana lo tenía previsto.
Por otra parte, la acción emprendida por el enemigo también lleva la orientación de minar la moral militar y el apoyo de la población civil a la FANB o lo que sería lo mismo que decir el objetivo post-enfrentamiento ha sido quebrar la unidad cívico-militar. Plan a futuro.
En este sentido el Almirante Faller sigue la línea trazada por su antecesor, el Almirante Kurt Tidd, quien durante el 2018 propuso el “Plan para Derrocar la Dictadura Venezolana”, denominado “Masterstroke” o “Golpe Maestro”. Veamos solo tres líneas enmarcadas dentro del objetivo de desgaste de la unidad de la FANB:
- “Usar a los oficiales del ejército como una alternativa de la solución definitiva (…) Continuar endureciendo las condiciones dentro de las Fuerzas Armadas para llevar adelante un golpe de estado antes del fin de 2018…”, la FANB ha resistido los embates del Plan del Comando Sur cohesionándose en torno al liderazgo del presidente Nicolás Maduro, derrotando de esta manera los intentos de fracturar al Alto Mando Militar y provocar la salida violenta.
- “Continuar prendiendo la mecha en la frontera común con Colombia. Multiplicar el tráfico de gasolina y otros bienes. El movimiento de paramilitares, escaramuzas armadas y tráfico de drogas. Provocar incidentes armados con las fuerzas de seguridad fronterizas venezolanas”. Un “Falso Positivo” en la frontera que conlleve a una respuesta militar de las fuerzas armadas colombianas esta aún sobre la mesa.
- “Preparar la implicación de fuerzas aliadas que apoyen a los oficiales del ejército venezolano”, la opción de la intervención militar por fuerzas extranjeras sobre territorio venezolano, es la más acariciada por los sectores ultraconservadores en Washington y de quienes en Venezuela han fracasado en su intento de agrupar una fuerza militar que le dispute el Poder al Chavismo y así lo ha dejado saber el mando de Comando Sur.
Una pregunta de un senador estadounidense al Almirante Craig S. Faller nos puede orientar sobre la preocupación que sobre este tema hay en la comunidad de inteligencia y de la elite política entorno al Pentágono: “¿Podría evaluar en su tiempo como comandante del SOUTHCOM dónde se encuentra el ejército venezolano en su apoyo al régimen? ¿Se ha debilitado? ¿Se ha fortalecido? ¿Y qué tendría que suceder para que se renovaran los lazos de mil-mil, qué beneficios podrían suceder?”. La respuesta del jefe del Comando Sur esta cónsona con la posición de quien utiliza todos los medios disponibles para aniquilar a la “amenaza inusual e extraordinaria”:
“Sus fuerzas de seguridad en el nivel superior están completamente corrompidas y todo para salvarse de su país, lo cual es realmente desafortunado. Y se ha aplicado la presión diplomática y económica adecuada, no ha dado el resultado deseado. Y parte de eso es ese desafío asociado con encontrar personas que hagan las cosas correctas dentro de un país que está corrupto y se ha convertido en un refugio para las organizaciones criminales transnacionales, narcoterroristas por así decirlo”, señala Faller sobre el inmutable senador. Y agrega además una idea que en particular coloca en su justo contexto las acciones del USS COLOMBIA para alcanzar su objetivo supremo: “De cara al futuro, hemos planificado mucho. Hemos realizado un esfuerzo de planificación multinacional con muchas naciones de la región para analizar el día siguiente. Entonces, a su pregunta, ¿Qué se necesitaría para construir fuerzas de seguridad profesionales y brindar apoyo a un esfuerzo mundial, manteniendo el papel militar apropiado y pequeño? Y sería significativo en escala, pero tiene que ser multinacional y liderado internacionalmente”.
Por ahora la FANB activa Zona Operativa de Defensa Integral Temporal Especial ante planes desestabilizadores en Apure bajo la consigna de guerra de todo el pueblo.
El Escudo Bolivariano se eleva con el espíritu de Carabobo capaz de derrotar cualquier acción proveniente del USS COLOMBIA. En este escenario activar la contrainteligencia es un arma que las fuerzas patriotas deben afinar para no pisar el peine y pelear la guerra que el enemigo está diseñando.
Pueblo y FANB por la Patria…
Nota:
*(@SalazarErEspia) Profesor en Ciencias Sociales del Instituto Pedagógico de Caracas (IPC).
Miembro del Equipo Editorial de la revista puebloenarmas.com de Venezuela
Fuente: Revista Pueblo en Armas