El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. (Oliver Contreras – EPA – Agencia Anadolu)
Se puede decir que los países europeos se inclinan a actuar junto con Washington en Oriente Medio, a pesar de discrepancias importantes con Estados Unidos en las relaciones con China y Rusia. Se espera que Estados Unidos comparta parte de sus misiones y gastos con sus aliados europeos y de Oriente Medio para proteger sus intereses en esta región, mientras se centra en la competencia con China. El mandato de Joe Biden podría ser testigo de una postura conjunta hacia Oriente Medio entre Estados Unidos y sus aliados europeos en el marco de esta dinámica.
IRÁN
Sin lugar a duda, llegar a un nuevo acuerdo nuclear con Irán ocupa un lugar importante en la agenda Oriente Medio de Europa y Estados Unidos. Retrasar las negociaciones con Irán debido a cuentas políticas internas de la administración de Biden ha decepcionado a los europeos y aumentado los riesgos en Oriente Medio. De momento, ambas partes han aceptado reunirse en Viena y discutir las posibilidades de regresar al acuerdo nuclear gracias a la mediación de Alemania, Francia y Reino Unidos (E3). Otro motivo que hizo posible este desarrollo es el rechazo de Biden a involucrarse en otro enfrentamiento en Oriente Medio con las milicias apoyadas por Irán y a que esta obtenga armas nucleares.
Otro tema a tener en cuenta a la hora de negociar con Irán es la necesidad de tranquilizar a los países alrededor de Irán, ya que un nuevo acuerdo nuclear y el levantamiento de las sanciones podrían revitalizar la economía de Irán permitiéndole destinar más recursos a sus proxys en la región. Europa y Estados Unidos comparten la misma preocupación, pero también creen en la necesidad de llegar a un nuevo acuerdo nuclear. Según estos, los demás temas que causan preocupación podrían tratarse después de llegar a un acuerdo nuclear.
A pesar de sus gestos hacia Irán, como sacar a los hutíes de la lista de organizaciones terroristas, Estados Unidos sigue reiterando su apoyo a la seguridad de Arabia Saudita. Sin embargo, este apoyo parece un poco ambiguo en un momento en el que Estados Unidos intenta centrar sus fuerzas en el Pacífico asiático. En este sentido, llama la atención el proceso de normalización entre Israel y algunos países del Golfo Pérsico y el norte de África justo cuando el papel de Estados Unidos en la región empieza a disminuir.
En resumen, es de esperar una política trasatlántica hacia Irán. Los resultados de una diplomacia nuclear afectarían a las relaciones de Irán con Occidente y sus vecinos en Oriente Medio. Esto no significaría el fin de las presiones sobre Irán. Por el contrario, se esperarían concesiones por parte de Irán.
Los acuerdos de normalización entre Israel y algunos países árabes fueron bien recibidos en Europa y calificados de históricos. Así mismo, Occidente sigue animando a otros países de la región, principalmente Arabia Saudita, a seguir los pasos de sus vecinos.
Estos acuerdos afectan directamente al problema palestino. En este sentido, se puede esperar que Biden se distancie de las políticas y planes de su antecesor, Donald Trump, en acorde con su campaña electoral en la que hizo hincapié a la democracia, los derechos humanos y normas internacionales. Durante su campaña electoral también propuso la apertura de un consulado en la ciudad de Jerusalén Este y, después de jurar su cargo, reanudó las ayudas humanitarias a Palestina, congeladas por Trump. Así mismo, Biden apoya la solución de dos Estados para el conflicto palestino-israelí, en contra de la realidad, ya que su respuesta a las políticas israelíes que imposibilitan esta solución se limita a meramente criticarlas con un tono leve.
Las relaciones con los países del Golfo también ocupan un lugar importante en la estrategia de seguridad trasatlántica. El fin del embargo a Catar y la enmienda de las relaciones entre los países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), la normalización con Israel, una postura firme frente a Irán, todo esto no hace sino reforzar la alianza de seguridad trasatlántica, liderada por Estados Unidos, y aumentar la seguridad de las fronteras europeas, especialmente frente a las olas de inmigrantes.
También es de esperar que la OTAN aumente su presencia en Oriente Medio, en el marco de compartir las misiones y gastos de Estados Unidos, tal y como lo indica su decisión de incrementar de 500 a 4.000 sus efectivos en Irak. Aunque impedir el resurgir del Daesh/Isis en Irak sea el pretexto oficial para este incremento, su principal objetivo es reducir la influencia política de Irán sobre Irak como resultado de la invasión estadounidense de 2003.
Por último, en un futuro cercano, temas como recursos de energía alternativa y digitalización se añadirán a la agenda del Golfo a parte de los ya tradicionales como la estabilidad de los mercados energéticos, seguridad militar y de las rutas comerciales como el Canal de Suez.
Traducido por Daniel Gallego.
*Serra Can, licenciado en filosofía y letras. Estudió religión y política en Oriente Medio. Es asistente de investigación en el Instituto de Medio Oriente, en la Universidad de Sakarya, Adapazarı, Turquía.
Artículo publicado en Agencia Anadolu.