Nuestra América

GARCÍA LINERA: EL CONTINENTE VIVE LA SEGUNDA OLEADA DE UN PROGRESISMO MODERADO

Por Alfredo Serrano*. – En América Latina estamos viviendo una segunda oleada de progresismo moderado sin la presencia de liderazgos carismáticos. Del lado de las fuerzas conservadoras hay un proceso de abdicación, de la centro derecha, para potenciar las aguas de la extrema derecha.

Reflexiones sobre la victoria electoral en Bolivia y sobre la situación del progresismo en América Latina.

En América Latina estamos viviendo una segunda oleada de progresismo moderado sin la presencia de liderazgos carismáticos. Del lado de las fuerzas conservadoras hay un proceso de abdicación de la centro derecha para potenciar las aguas de la extrema derecha. Es un fenómeno mundial que se da tanto en las clases medias como en los sectores populares con un discurso muy claro: Si la democracia es un estorbo, fuera democracia. En el mediano plazo, la sociedad va a estar polarizada entre una derecha violenta y un progresismo más pluralizado.

El relevo no es carismático y su éxito radica en la posibilidad de consolidar y proteger los derechos sociales frente al avance conservador. Si esto sucede la oleada progresista puede continuar, si no, estaremos en un péndulo entre el progresismo y la derecha.

La extrema derecha no tiene ningún compromiso con la democracia y el riesgo de un golpe de estado va a estar presente en el continente, en el mundo y en Bolivia.

La nueva oleada progresista debe encarar la lucha territorial porque los adversarios de la derecha están dispuestos a matar.

Sobre los desafíos que deben superar los nuevos líderes progresistas en el gobierno.

Hay muchos retos, uno es cómo relanzar la economía. Aun en el carácter moderado es necesaria una dosis de audacia, En el tema médico la gente espera un compromiso por parte del Estado para que proteja su salud y complete el esquema de vacunación. Otro reto, en el caso de Bolivia, es que los responsables del golpe tengan una sanción rápida por parte de la justicia. Esto debe suceder también con quienes lo financiaron.

Cómo vivió la experiencia del exilio

Cuando salí de mi casa no sabía que iría al exilio. Tenía cuatro o cinco libros en el maletín, mi cepillo de dientes, algo para escribir y la llave. A eso le agregué la bandera de Bolivia con un puñado de tierra del trópico que nunca volví a tocar hasta que el día que llegué a Chimoré con Evo para devolverla en un gigantesco acto con más de un millón de personas. Luego volví y abrí la puerta de mi casa con la llave, fue muy emotivo.

Sobre su estadía en la Argentina

 

El tiempo que estuve en Argentina fue muy productivo porque me permitió leer y preparar mis clases, nunca había tenido tanto tiempo para dedicarle al estudio y a la Academia. En lo personal pude compartir mucho tiempo con la familia y sobre todo ver crecer a mi hija Alba. A nivel social me permitió ratificar algo que había aprendido en la cárcel: siempre es necesario tener una pequeña dosis saludable de desconfianza.

Conclusiones sobre este período de pandemia que estamos viviendo

Estamos viviendo un tiempo impredecible y los que soñamos con un mundo distinto tampoco podemos asegurar que la tenemos ganada. Se podrán hacer muchas cosas, algunas no saldrán, otras sí. El tiempo se ha detenido y ya no hay continuidad, el presente se ha vaciado de horizonte, tanto para nosotros como para el orden dominante.

* Economista, asesor político y académico español. Es director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica. Como investigador ha desarrollado trabajos en diversos países de Latinoamérica como Argentina, Bolivia, Ecuador, México y Venezuela, además de España y Canadá.

Fuente: La pizarra /Portal Alba