Europa

¿ES DRAGHI UN GOBERNANTE POST DEMOCRATICO?

David Broder* – Aunque muchos italianos esperan que Draghi salve a Italia de la actual crisis, lo cierto es que, durante la crisis desatada en 2008, el presidente del BCE fue el gran defensor de los recortes y de las privatizaciones.

“Nunca elegido para un cargo público, el nuevo primer ministro en tanto asumió el gobierno reiteró que su objetivo era reconstruir la confianza en las instituciones y superar el colapso social causado por el aumento del desempleo. Su nivel de apoyo en estos momentos supera el 70 por ciento. El ex banquero ha prometido sanear las finanzas públicas, combatir la evasión fiscal, asegurar la cohesión social y construir una economía sostenible. Los medios de comunicación han celebrado casi unánimemente al tecnócrata por estar dispuesto a salvar a Italia”.

Artículos de este tenor aparecieron en La Republica, y en otros medios, elogiando a Mario Monti, ex asesor de Goldman Sachs, que en otoño de 2011 se convirtió en Primer Ministro de Italia. Los resultados de sus políticas “tecnocráticas” no se hicieron esperar, en poco tiempo aplicó una feroz austeridad que condujo a una caída del PIB en un 3% y a un escandaloso aumento del desempleo.

Tal fue el colapso económico del “salvador de Italia», que cuando Monti se presentó a las elecciones – quince meses después de su nombramiento – sólo uno de cada diez votantes lo apoyó en las urnas. Esta experiencia, al menos, debería haber servido de advertencia a los políticos que ahora, en el 2021, han apoyado sin reservas, la formación de nuevo “gobierno tecnocrático”.

Esta vez, el elegido ha sido Mario Draghi, ex presidente del Banco Central Europeo y, también, ex asesor de Goldman Sachs. Su gobierno que ha recibido el respaldo de casi todas las fuerzas políticas – desde la centroizquierda hasta la extrema derecha. Draghi no sólo tiene un amplio apoyo parlamentario también, goza de una cobertura mediática servil, y de una opinión pública, que, por el momento, parece estar de acuerdo con su nominación.

Su novel gobierno está conformado por 8 ministros “tecnócratas” y 15 ministros «políticos» pertenecientes a los Partidos más grandes; Movimiento 5 Estrellas; PD de centro-izquierda; Forza Italia de Silvio Berlusconi y la “Lega” de Salvini, de extrema derecha. En este caso, como en muchos otros, las apariencias engañan, el respaldo más importante con que cuenta Mario Draghi no son los políticos. Su apoyo más significativo proviene de los halcones neoliberales europeos y la gran industria italiana (Confindustria).

 ¿Un Draghi Keynesiano?

 Aunque muchos italianos esperan que Draghi salve a Italia de la actual crisis, lo cierto es que, durante la crisis desatada en 2008, el presidente del BCE fue el gran defensor de los recortes y de las privatizaciones.

El historial de Draghi y su abierta subordinación de los tiburones de la Banca son una buena razón para cuestionar su “gobierno de los mejores” promocionado con devoción por los medios de comunicación. De hecho, su «perfil institucional” hace pensar que Draghi no realizará ningún “giro keynesiano” ni concebirá una «misión de rescate» de unos servicios públicos en ruinas.

No se debe olvidar que Draghi – en su cargo director del Banco Central Europeo – prometió hacer «todo lo que sea necesario para salvar el euro» y que el costo de su política económica lo tuvo que pagar los países del sur de Europa, con privatizaciones y recortes presupuestarios en los servicios sociales.

La derecha neoliberal al poder

Más allá de los nuevos limitados recursos disponibles, los ministros de Draghi representan un reequilibrio de fuerzas que favorece decididamente a la derecha. En su gabinete de “unidad nacional” los ministerios claves están en manos de neoliberales incondicionales.

El ministro de Economía, Daniele Franco, reúne antecedentes similares a Draghi en las instituciones europeas y en el Banco de Italia (formo parte del gobierno de Monti en 2011); el ministro de Desarrollo, Giancarlo Giorgetti, pertenece a la extrema derecha de la “Lega” (fue un tenaz publicista del libre mercado en la Universidad Bocconi); el ministro de Administración Pública, Renato Brunetta es un cercano aliado y amigo de Silvio Berlusconi.

El hecho que la “Lega” participe en un gobierno con una marcada identidad «pro-europea» podría sorprender a quienes creían que ese partido de extrema derecha era partidario del «Italexit». En realidad, ni siquiera cuando gobernó con 5 Estrellas, la “Lega” ha sido un partido que se pueda definir como un partido “antieuropeo”. Su líder, Matteo Salvini, para ganar influencia en el Sur, se presentó como un consumado populista, aunque en realidad la “Lega” representa a las medianas y grandes empresas del Norte Italiano. Hoy, Salvini, ha mostrado su verdadera ideología al exigir para participar en el gobierno que se “privatice de la salud pública”

Para los analistas políticos el factor decisivo que produjo el cambio de gobierno está fuera del parlamento italianos. Han sido las instituciones europeas y los grandes empresarios de Confindustria, quienes presionaron a los partidos para nombrar a Draghi como Primer Ministro porque, “tiene manos más firmes” para manejar los fondos de recuperación.

Ahora, la cuestión en disputa será ¿cuántos de estos “nuevos fondos” estarán realmente disponibles para la alicaída economía peninsular? Los economistas Emiliano Brancaccio y Riccardo Realfonzo han realizado una detallada investigación para aclarar este tema; primero, el dinero del Fondo de Recuperación (127.000 millones de euros) se utilizarán básicamente para amortiguar los intereses que adeuda el estado italiano; segundo, Italia debe contribuir de manera obligatoria al mencionado Fondo; tercero, como consecuencia de estos compromisos financieros las subvenciones efectivas recibidas por Italia se reducirán a la mitad del dinero que nominalmente entregaría la Unión Europea.

En comparación, con los 160 mil millones de euros destruidos en menos de un año por la pandemia los 7 mil millones de euros en subsidios anuales – que recibirán los italianos durante seis años – es una cantidad verdaderamente irrisoria y ridícula. Sobre todo, porque los políticos saben muy bien, que Italia debe la astronómica cifra de 2,6 billones de euros y que sólo en intereses está obligada a pagar 60 mil millones de euros.

Draghi sin oposición

Los partidos centristas- que dominaron la administración de Conte (los Demócratas y los Cinco Estrellas)- no querían elecciones anticipadas, por tanto, decidieron apoyar a “Súper Mario” Draghi.

La determinación del partido Demócrata es particularmente sorprendente e irritante. Con un lejano origen en el Partido Comunista (disuelto en 1991) los demócratas hoy en día tienen una dirección con una mayoría de connotados demócratas cristianos (¿consecuencia “tardía” del mentado compromiso histórico de Enrico Berlinguer?) . Andrea Orlando, militante “demócrata”, será Ministro de Trabajo, pero no tendrá poder de decisión ya que Draghi ha reservado para sí mismo todo el poder efectivo. De hecho, hoy se corre el riesgo de no renovarse la prohibición despidos, lo que puede llevar a la miseria de cientos de miles de trabajadores.

El líder “demócrata”, Nicola Zingaretti, inicialmente afirmó que nunca entraría en un gobierno con ministros de la “Lega”, sin embargo, dejando los principios a un lado (al más puro estilo Groucho Marx ) a los pocos días cambió de opinión. Un camino similar adoptó la coalición Libres e Iguales (LeU). La única excepción fue un pequeño partido llamado Izquierda Italiana que rechazó – en un plebiscito interno por un 87 por ciento – apoyar la administración Draghi.

Por su lado, los partidarios del Movimiento Cinco Estrellas, que son la fuerza parlamentaria más grande, votaron en un 60 por ciento a favor de participar en el “gobierno tecnocrático” (hecho que llevó al dirigente Alessandro di Battista a dimitir del partido). Personalidades de 5 Estrellas como Beppe Grillo y el canciller Luigi di Maio – antaño hostiles al “establishment” – han dicho estar dispuestos a apoyar a la administración Draghi “sin imponerle prioridades políticas”.

¿Pequeños maquiavelismos?

Es una gran ironía que la centroizquierda italiana que subordinó durante décadas toda su política a la «resistencia» contra Silvio Berlusconi y Matteo Salvini, ahora estén participando en un gobierno que incluye fuerzas de extrema derecha.

Con todo, hay políticos que sostienen que hay “una lógica” en la posición de los pro-europeos y centristas del Partido Demócrata: Draghi, afirman, no será una figura decorativa; su neoliberalismo tecnocrático es ciertamente una fuerza hegemónica. Su liderazgo podría debilitar a Forza Italia y a la “Lega”, permitiendo un resurgimiento del centrismo liberal del Partido Demócrata.

Estos mismos analistas sostienen que las contradicciones entre centristas y la extrema derecha siguen siendo muy importantes. Por eso, pequeñas fuerzas de izquierda, como Sinistra Italia, están apostando por una remodelación de la centroizquierda que incluya a Cinco Estrellas. El objetivo es ganar las elecciones generales previstas para marzo de 2023.

Como se puede apreciar el gobierno de Draghi no debería durar mucho. El limitado tamaño de los fondos europeos, combinado con las viejas «reformas» de libre mercado exigidas por los halcones neoliberales, sugiere que la promesa de Draghi de gobernar para todos será en poco tiempo “agua de borrajas”.

El único partido que se ha negado a entrar en el gobierno de Draghi, son los post-fascistas de “Fratelli d’Italia”, liderados por Giorgio Meloni,.Se trata de una fuerza ansiosa por ir a las urnas debido a que las encuestas le dan alrededor del 16% de apoyo, cuatro veces más que en marzo de 2018. Aunque Fratelli d’Italia ha intentado hacer olvidar sus raíces fascistas es extremadamente preocupante que un partido racista y de ultraderecha sea la única oposición a Draghi.

 ¿Y la izquierda?

Con una izquierda ausente e incapaz de representar alternativa política, el escenario político italiano es muy poco alentador para las clases trabajadoras. Las fuerzas más izquierdistas en el parlamento se parecen más a los centristas Verdes alemanes que a una Izquierda Radical o Comunista.

La centroizquierda italiana sigue siendo liberal o neoliberal y esto hace difícil ver de dónde podría venir una alternativa, que proporcione un nuevo hogar político a los votantes desilusionados de Cinco Estrellas. Sin una verdadera izquierda el sistema político liberal italiano está viviendo una verdadera crisis, amplios sectores ciudadanos no se siente representados en las instituciones.

A esto hay que agregar que el nuevo Primer Ministro no ha sido electo por votación popular. Al final de cuentas quienes lo eligieron han sido los mandamases europeos, la gran industria italiana y los medios de comunicación que demandaron la “unidad nacional para salir de la crisis”. En fin, el banquero Mario Draghi se ha ganado el merecido título de presidir un gobierno post-democrático

*David Broder – Historiador especialista en Italia.

Artículo publicado en Observatorio de la Crisis