Europa

NORD STREAM: ¿A QUIÉN PERTENECE LA SOBERANIA EUROPEA?

Escrito Por Micaela Constantini

Por Micaela Constantini
El proyecto Nord Stream evidencia que la política energética y la política exterior de Europa, en especial de Alemania, ponen en duda su soberanía.

Para la Unión Europea es esencial asegurar el suministro estable de energía y garantizar su posesión frente a las crisis energéticas, ya que son el mayor importador de energía del mundo. 

El dilema es ¿con quién y cómo? y ¿Cuáles son las consecuencias?

Esta respuesta ha creado una gran disputa entre los países europeos.

Por un lado, aliados geopolíticos y estratégicos de EEUU que pretende imponer cómo y con quién debe ser la política económica y energética europea, como también países críticos porque Alemania sea la matriz principal para acceder al gas.

Por otro lado, quienes deciden acercarse a Rusia, argumentan un simple acuerdo económico multilateral que significa un suministro más directo, más económico y que permite ir por el camino de “un futuro climáticamente neutro” como se decidió en la estrategia a largo plazo para 2050 de la Comisión Europea. Este acuerdo también implica que el suministro no pase por países intermediarios como Polonia, Ucrania y Bielorrusia (los dos primeros, enemigos de Rusia).

Sin dudas, el gasoducto Nord Stream II, ha dejado al descubierto las tensiones y disputas geopolíticas en el continente europeo, que incluyen a dos máximas potencias internacionales.

Ficha técnica de Nord Stream 

Nord Stream es un proyecto de mega infraestructura para transportar gas natural de Rusia directamente a Alemania y países de Europa central y del este, sin tener que pasar por países como Ucrania o Polonia.

El Nord Stream I y el Nord Stream II son gasoductos submarinos que cruzan las Zonas Económicas Exclusivas de Rusia, Finlandia, Suecia, Dinamarca y Alemania, así como las aguas territoriales de Rusia, Dinamarca y Alemania.

Nord Stream II atraviesa el mar Báltico y vincula los puertos de Ust Luga en Rusia con la estación de término ubicada en la ciudad alemana de Greifswald.

Según informan desde la página oficial de Nord Stream, la producción nacional de gas de la Unión Europea está disminuyendo rápidamente, por lo que en 2005 se estableció el consorcio internacional Nord Stream AG, con sede en Suiza, para la planificación, construcción y operación de los dos gasoductos.

El modelo de negocio de Nord Stream es proporcionar la capacidad de transporte de gas natural procedente del oeste de Rusia para su distribución en la red de gas europea. El sistema de transporte de gas está compuesto por sus ductos gemelos de 1.224 kilómetros a través del Mar Báltico. Cada uno tiene capacidad para transportar 27.5 mil millones de metros cúbicos de gas natural al año.

Los cinco accionistas del consorcio Nord Stream son Gazprom international projects LLC, Rusia ( subsidiaria de PJSC Gazprom ),  Wintershall Dea GmbH, Alemania (anteriormente Wintershall Holding GmbH),  PEG Infrastruktur AG, Alemania (subsidiaria de PEGI / E.ON),  NV Nederlandse Gasunie, Países Bajos y Alemania  y  ENGIE, Francia.

Gazprom international projects LLC tiene una participación del 51 por ciento en el proyecto del gasoducto. Las principales empresas energéticas alemanas Wintershall Dea GmbH y PEGI / E.ON poseen el 15,5 por ciento cada una, y la empresa holandesa de infraestructura de gas natural NV Nederlandse Gasunie, junto con el principal proveedor de energía francés ENGIE, poseen cada una una participación del 9 por ciento.

Nord Stream AG no posee, no compra ni vende gas transportado a través de sus gasoductos gemelos; el comercio de gas natural es únicamente entre el remitente y sus respectivos socios comerciales en Europa. En Alemania, el gas es recibido por las tuberías de conexión OPAL (Baltic Sea Pipeline Link) y NEL (North European Gas Pipeline) para su posterior transporte a la red europea.

Como operador, Nord Stream AG ofrece capacidades de transporte de gas a través de sus gasoductos. Esto implica la operación técnica diaria y el manejo comercial del transporte de gas (despacho), el mantenimiento de todos los sistemas técnicos involucrados, el enlace continuo con las autoridades de permisos en los países por cuyas aguas discurre Nord Stream, así como la adhesión a la gestión ambiental, obligaciones y normas técnicas pertinentes (códigos) de los respectivos países que otorgan permisos.

Nord Stream II la polémica

Aunque Washington y sus aliados divulguen el libre comercio internacional, este sólo se aplica bajo sus propias condiciones, sobre todo cuando se quiere hacer negocios multilaterales con Rusia o China.

El proyecto Nord Stream II se encuentra en un 94% ejecutado, no obstante tuvo grandes trabas e incluso se detuvo aproximadamente durante un año debido a la oposición de organismos de la Unión Europea, de países como Polonia, Letonia, Lituania, Estonia y Ucrania, pero especialmente por la oposición y las fuertes presiones de Estados Unidos.

Estos últimos meses hemos visto varias noticias acerca de la gran cantidad de sanciones por parte de Estados Unidos a los barcos, a los contratistas y a las empresas que prestan servicios de seguros y certificación necesarios para completar el gasoducto.

Si bien el 6 de febrero, se reanudó el tendido de tuberías en el Mar Báltico, cerca de la isla danesa de Bornholm, las presiones de EEUU han logrado la baja de varios participantes del Nord Stream II como la aseguradora suiza Zurich, la compañía danesa Ranboll, la certificadora internacional DNV y la constructora alemana Bilfinger.

La polémica por el gasoducto se centra por su importancia geopolítica para EEUU, Rusia y Europa, especialmente para Alemania a quien se le suma la disyuntiva diplomática y económica.

Dejemos en claro que el proyecto Nord Stream no incluye a EEUU, ni a su lobby energético, quienes se encuentran en otro continente cruzando el Océano Atlántico. 

Por un lado, que Alemania, siendo uno de los principales centros desde donde se reparte el gas al resto de los países europeos, comercie exclusivamente con Rusia, inquieta o mejor dicho fastidia a todo ese lobby energético que pretende promover y comerciar el gas licuado estadounidense en Europa. 

Pero el lado con mayor peso, es el que implica que países europeos comercien multilateralmente con Rusia (o China), ya que disminuye la influencia estadounidense en la región.

Los EEUU argumentan que el gasoducto no se trata sólo de un proyecto económico más, sino que es “un instrumento político del Kremlin para dejar de lado a Ucrania y dividir a Europa”, como dijo Robin Quinville, embajadora interina de Estados Unidos en Berlín, en diciembre de 2020 cuando llamó a Alemania y a la Unión Europea a una “moratoria” para proseguir la construcción.

EEUU afirma que el gasoducto aumentaría la influencia de Rusia en Europa, quien podría ejercer presión a los países europeos frente a sus necesidades energéticas socavando la seguridad y estabilidad de Europa.

Las administraciones tanto de Obama como de Trump lo describieron como “herramienta de coerción”, sin embargo fue Estados Unidos el que se encargó de amenazar, imponer, coaccionar y repartir sanciones por doquier a todos los países europeos que decidan comerciar con Rusia.

Estamos hablando de un nuevo intento por parte de Estados Unidos de cercar a Rusia, considerado un enemigo estratégico. No sólo en materia comercial, sino también político-militar como ya venimos observando con la OTAN, el perro guardián estadounidense, que coloca bases militares rodeando las fronteras rusas; alimenta y apoya los conflictos internos como en Ucrania o conflictos diplomáticos como el caso de Alexéi Navalni. 

Cuando sucede el encarcelamiento de Navalni, el Parlamento Europeo sacó una resolución, donde en su inciso 10 se “insta a las instituciones de la Unión Europea y a todos los Estados miembros a que pongan fin a la finalización del gasoducto Nord Stream II y apremia para que la Comisión utilice todos los medios jurídicos y políticos disponibles para impedir su finalización, con el fin de evitar que Europa aumente su dependencia del suministro energético ruso, pide una revisión sistemática de proyectos bilaterales similares en la Unión Europea que socavan el principio de solidaridad, apoyan la corrupción o conducen a violaciones de los derechos humanos, incluida la fundación recientemente establecida por el Gobierno del Estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental para ayudar a finalizar el Nord Stream 2”.

Por su parte, Angela Merkel considera inaceptables las sanciones estadounidenses  y sostiene que el Nord Stream II es un proyecto puramente económico y clave para la transición hacia energías renovables frente a la decisión de abandonar las centrales nucleares y de carbón. De hecho, a mediados de enero de 2021, la Agencia Federal Marítima e Hidrográfica (BSH) de Alemania emitió un permiso para la finalización del gasoducto Nord Stream II en la Zona Económica Exclusiva de Alemania.

Klaus Ernst, presidente del Comité de Economía y Energía del Parlamento Federal de Alemania, dijo que Alemania no tiene nada que discutir con EEUU acerca del Nord Stream II.

El viceprimer ministro ruso, Alexandr Nóvak, afirmó que el proyecto cumple con la ley y todos los requisitos de la legislación europea. Recalcó que a pesar de los enfoques destructivos por parte de EEUU, que fueron retrasando la implementación del proyecto, el Nord Stream II no permanecerá inactivo cuando finalice su construcción.

La interna europea

Para Europa Occidental, el gas proveniente de Rusia implica un suministro directo y económico, distinto al gas licuado que ofrece Estados Unidos, más costoso y contaminante.

Sin embargo, no todos los países y actores geopolíticos europeos, especialmente de Europa Central y Oriental, piensan de esta manera y se preguntan ¿qué tan necesario es el gasoducto Nord Stream II para Europa?

El nord stream lleva el gas ruso directo a Alemania, evitando el intermedio de países como Polonia  y Ucrania, quienes se encuentran en grandes tensiones con Rusia, que, incluso han llegado al enfrentamiento armado entre las tropas del gobierno central de Ucrania y las fuerzas de Donbass en el este del país de mayoría rusa. 

La relación de Alemania con Rusia en materia energética no es nueva, desde la Unión Soviética que el comercio energético facilita las relaciones entre ambos países.

Los países europeos que se oponen argumentan que las ventajas directas del Nord Stream II son sólo para los países parte del proyecto y que quienes se quieran sumar lo van a poder hacer bajo la gerencia de Alemania que tendrá la matriz principal al acceso.

Según el analista internacional chileno Pablo Jofre Leal, “el expresidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, llevó la voz cantante en esta línea de oposición. Por su parte el ex Primer Ministro italiano Matteo Renzi y el primer ministro húngaro Viktor Orbán cuestionaron que se privilegiara este nuevo gasoducto sin haber puesto en las agendas de prioridad al descartado proyecto South Stream, desechado por Rusia el año 2014. Rusia además, suspendió las negociaciones a fines del año 2015, para construir el gasoducto Turkish Stream, gasoducto debía entrar en funcionamiento en 2019 y reemplazaría al South Stream, al que Gazprom renunció por la oposición de la Unión Europea” (1)

Otro punto de analisis importante que realiza Pablo Jofre Leal tiene que ver con las empresas transnacionales energéticas “como Italia (ENI) Francia (Total) países bajos (Shell) y Gran Bretaña (British Petroleum) que no poseen ni petróleo ni gas, sino que son simplemente especuladores, empresas propietarias y oportunistas que suelen aprovechar las ventajas derivadas de guerras de agresión, invasiones y gobiernos corruptos, para asentar sus garras en ricos yacimientos que los provean no sólo de la energía sino que de ingentes capitales con el cual seguir gozando las prebendas de países desarrollados. Resulta una clara política de doble rasero criticar el suministro de gas de Rusia a Europa alegando temas vinculados a soberanía energética, al mismo tiempo que las empresas transnacionales europeas suelen participar del financiamiento a los grupos en guerra en países ricos en recursos energéticos para tener la primera línea en su explotación. No es casual que la italiana ENI en Libia entregue su sostén al Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) con sede en Trípoli, en la trinchera opuesta a la Total francesa que apoya al mariscal Jalifa Haftar que controla los pozos, refinerías y puertos del este libio”. (2)

Lo que queda claro es que para la región europea es clave y esencial definir y mejorar sus políticas energéticas y de exterior para asegurar un suministro estable de energía.

El gasoducto Nord Stream II, ha dejado al descubierto las tensiones y disputas geopolíticas que se cruzan en el continente europeo.

Foto de portada: 18 de abril de 2012: Una cámara monitorea la última sección de la Línea 2 cuando sale del Castoro Sei. Un lanzador PIG está conectado a la tubería.

Acerca del autor

Micaela Constantini

Comunicadora Social, periodista. Miembro del equipo de investigación de PIA Global. Investigando cibergeopolítica y virtualidad. Feminista, antiimperialista y autodidacta. Nuestra americana Trabajo con redes sociales, edición de video y comunicación digital.