África Análisis del equipo de PIA Global

78ª Asamblea General de la Naciones Unidas: África ya no está en silencio

Escrito Por Beto Cremonte

Por Beto Cremonte*-
Las voces africanas aún resuenan dentro del recinto de la ONU. Los reclamos históricos del continente esta vez tuvieron varios representantes al unísono.

Una mayoría de los líderes africanos pidieron una revisión completa del sistema financiero multinacional que les permita perseguir sus objetivos de desarrollo económico, social y humanitario en toda África. Las voces que se alzaron en el estrado principal de la 78ª Asamblea General de la ONU, sobre los impactos negativos infligidos por el imperialismo, el neocolonialismo y la hegemonía occidental tocaron calaron hondo dentro del recinto. África ya no está silenciada.  

Pero en una evaluación crítica y un análisis cuidadoso de los acontecimientos de las últimas décadas, el pobre desarrollo de África podría atribuirse a varias razones que los líderes africanos han comprendido pero que no han abordado en el continente. Esta vez llevaron esos reclamos hasta Nueva York.

Los líderes africanos brindaron diversas perspectivas sobre el estado de la política, el desarrollo económico y las cuestiones socioculturales. Paradójicamente, África tiene enormes recursos tanto naturales como humanos, pero la mayor parte de su población vive en la pobreza más absoluta. Tal como está ahora, el continente africano está envuelto en sus propias complejidades y contradicciones distintivas.

ONU/Antonio Fiorente
 Antonio Guterres, el Secretario General de la ONU, y Moussa Faki, el presidente de la Comisión de la Unión Africana, firman el acuerdo marco entre la dos organizaciones.

Conflictos y gobernanza: problemas africanos

La naturaleza de la política en África incluye monarquía, autocracia, dictadura militar y democracia y por supuesto democracias corruptas y afines a los intereses de Occidente. A lo largo de su historia, la sociedad civil ha organizado manifestaciones pacíficas para exigir transparencia y rendición de cuentas, principalmente debido a la debilidad de las instituciones y a los órganos ineficaces del Estado, especialmente los parlamentos. Las voces de los pueblos africanos pocas veces trascienden más allá de las calles de las ciudades del continente. Por una vez sus líderes (pareciera) se hicieron eco de las mismas.

Varios líderes africanos tienen puntos de vista diferentes sobre los fundamentos de la democracia. El líder militar de Guinea, Mamady Doumbouya, dijo a la Asamblea General de la ONU que el modelo occidental de democracia no funciona para África, como lo demuestra una reciente ola de golpes de estado. Doumbouya tomó el poder derrocando a Alpha Conde, el entonces presidente de Guinea de 84 años que había cambiado la constitución para postularse para un tercer mandato, lo que provocó protestas generalizadas. Malí, Níger, Burkina Faso, Chad y Gabón también están gobernados por oficiales militares.

Las Naciones Unidas y potencias occidentales como Estados Unidos y Francia han instado a que se restablezca la democracia lo antes posible en esos estados francófonos de África occidental. Pero Doumbouya sostiene con vehemencia durante su discurso en la ONU que los africanos son lo suficientemente maduros para diseñar sus propios modelos de gobernanza. El tan ansiado apotegma de “para problemas  africanos, soluciones africanas”.

«África está sufriendo por un modelo de gobernanza que le ha sido impuesto… un modelo que es bueno y eficaz para Occidente pero que es difícil de adaptar a nuestras realidades, nuestras costumbres y nuestro entorno», dijo a los líderes mundiales reunidos en Nueva York.

El Presidente sudafricano Cyril Ramaphosa dijo en su turno de discurso, que a través de la Carta de las Naciones Unidas las naciones aceptaron un mandato compartido para fomentar la paz y promover los derechos humanos fundamentales, el progreso social y un mejor nivel de vida para todos. “Y, sin embargo, mientras nos reunimos aquí, gran parte de la humanidad se enfrenta a guerras y conflictos, a miseria y hambre, a enfermedades y desastres ambientales. La solidaridad y la confianza entre los estados se están erosionando. La desigualdad, la pobreza y el desempleo se están profundizando. En estas condiciones y tras una devastadora pandemia mundial, el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible parece cada vez más remoto”, según Ramaphosa.

Otro reclamo que se oyó con fuerza dentro del recinto estuvo referido a que la comunidad mundial debe trabajar junto con la Unión Africana para apoyar los esfuerzos de “paz” en la República Democrática del Congo, Libia, Sudán, Somalia, Malí, la República Centroafricana, Sudán del Sur, el norte de Mozambique, la región de los Grandes Lagos, el Sahel, Níger y el Cuerno de África.

El Representante Especial del Secretario General de la ONU y Jefe de la Oficina de las Naciones Unidas para África Occidental y el Sahel (UNOWAS), Mohamed Ibn Chambas, sugirió en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU ya en 2020 que los conflictos que asolan África deben ser abordados a través de mecanismos multilaterales. Ya no alcanzan los esfuerzos individuales, el mundo está en un proceso de cambio hacia el multilateralismo y África no es ajena a esta realidad.

Un claro ejemplo de esto último, quedó reflejado en la decisión de los líderes militares de Burkina Faso, Mali y Níger que firmaron un pacto de defensa mutua, estableciendo la llamada Alianza de Estados del Sahel. El objetivo, de esta iniciativa es establecer una arquitectura de defensa colectiva y asistencia mutua en beneficio de la población y de los tres Estados participantes de la región del Sahel. Ya existe un mecanismo de defensa multilateral similar en el sur de África. La Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC), con el apoyo de la Comisión de la Unión Africana (AUC), con sede en Addis Abeba, ha establecido el despliegue de una fuerza militar regional conjunta en Mozambique. Según el comunicado difundido por la SADC, la misión tiene como objetivo apoyar a la República de Mozambique en la lucha contra los actos de terrorismo y violencia extremista.

Moussa Faki Mahamat, presidente de la Comisión de la Unión Africana, lo elogió mucho y lo describió como “un acto fuerte y concreto de solidaridad africana” por parte del Gobierno de Ruanda y la Comunidad de Desarrollo de África Meridional (SADC). Las fuerzas todavía tienen su base en la provincia de Cabo Delgado, Mozambique. Esa región ha sufrido lo que siempre se conoce como actos de terrorismo. Considerando la gravedad de estos conflictos es necesario garantizar una seguridad continental, adoptar un conjunto de medidas junto con acciones preventivas para combatir posibles amenazas. Las mayores vulnerabilidades incluyen la proliferación de armas, un control fronterizo débil e instalaciones industriales desprotegidas.

La creación de fuerzas armadas eficaces es sólo un factor para garantizar la seguridad nacional. Las medidas preventivas son necesarias para eliminar las causas profundas de los conflictos y revisar y planificar el desarrollo sostenible. Y es necesario resolver problemas socioeconómicos agudos y fortalecer las instituciones públicas en África.

Al evaluar los procesos de evolución política en el continente, es convincente decir que África está experimentando cambios transformadores, especialmente a través de golpes militares. El camino a seguir puede estar plagado de obstáculos, pero con determinación y previsión estratégica puede conducir a una mejor estabilidad política en el futuro. Las garantías que no brinda la democracia occidentalista que se intenta instaurar en el continente, encuentra en los procesos golpistas las soluciones que reclaman los pueblos. “El éxito de los nuevos líderes en este panorama político puede requerir un compromiso con una gobernanza inclusiva, transparencia y rendición de cuentas. Aprender de los éxitos y fracasos de transiciones políticas pasadas será fundamental para guiar a estas naciones hacia un futuro caracterizado por sociedades estables, prósperas y democráticas”.

Bassolma Bazie, ministro de Estado de Burkina Faso

Corrupción y mala gobernanza

La mayoría de los países africanos han ratificado la Convención de la Unión Africana para prevenir y combatir la corrupción y otros instrumentos legales internacionales sobre la corrupción. Como lo exigen las obligaciones internacionales, también se han promulgado leyes nacionales y se han establecido instituciones anticorrupción. Casi todos los países africanos cuentan con una agencia especializada para abordar delitos y malas prácticas específicos, incluidos los flujos ilícitos, el lavado de dinero, la malversación de fondos y los conflictos de intereses, entre otros. Sin embargo la lucha parece no tener fin.

“La corrupción debe combatirse con la misma intensidad y propósito con el que luchamos contra la pobreza, el desempleo y la desigualdad. También debemos actuar sin miedo contra la presunta corrupción y el abuso de poder dentro de nuestras filas”, declaró Ramaphosa en su discurso inaugural tras su elección. «Debemos investigar sin temor ni favoritismo las llamadas ‘irregularidades contables’ que provocaron turbulencias en los mercados y borraron miles de millones de las inversiones de los sudafricanos comunes y corrientes», añadió el presidente sudafricano.

“La captura del Estado y la corrupción han cobrado un gran precio en nuestra sociedad y, de hecho, también en nuestra economía”, dijo Ramaphosa. “Han erosionado los valores de nuestra constitución y socavado el estado de derecho. Si se les permite continuar, amenazarán el logro del crecimiento, el desarrollo y la transformación de nuestro país”.

El Barómetro Global de la Corrupción de Transparencia Internacional, indicó que “la corrupción está obstaculizando el desarrollo económico, político y social de África y afecta el bienestar de las personas, las familias y las grandes comunidades”. El informe atribuyó a la corrupción en África el deterioro del estado de derecho y las débiles instituciones democráticas, así como la rápida reducción del espacio para la sociedad civil y los medios independientes.

“El desarrollo depende de la buena gobernanza. Ése es el ingrediente que ha faltado en demasiados lugares y durante demasiado tiempo. Ése es el cambio que puede liberar el potencial de África. Y esa es una responsabilidad que sólo pueden asumir los africanos”.

Es una cultura política normal mostrar principios de buena gobernanza mediante la rendición de cuentas pública y que los negocios en los niveles más altos se llevan a cabo con transparencia. Por ejemplo, los acuerdos a gran escala que involucran recursos naturales deben ser discutidos exhaustivamente en la asamblea legislativa y aprobados por el gabinete ejecutivo. Las decisiones unilaterales tomadas por un líder sin consultar con los órganos legislativos o el parlamento y el gabinete son propensas a ser criticadas por la sociedad civil.

 El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa

Políticas y estrategias económicas

La Unión Africana expresa la esperanza de que a través de una serie de acciones y mecanismos estratégicos, los países africanos puedan superar las dificultades y deficiencias del desarrollo. La apertura de la zona de libre comercio más grande del mundo, conocida popularmente como Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA), en África en enero de 2021, también se considera un gran paso hacia la consecución de la independencia económica.

Su objetivo es hacer de África el mercado común más grande del mundo y acelerar la integración continental. Se espera reforzar las medidas adoptadas en materia de libre circulación de personas y bienes y servicios a través de las fronteras. Pero mucho depende de la determinación colectiva y la solidaridad demostradas por los líderes africanos para enfrentar los desafíos de manera unida y resuelta. Depende de la fuerte movilización de los líderes africanos y de la coordinación eficaz proporcionada por la Unión Africana.

Para que esto tenga éxito, África tiene que comprometerse a modernizar la agricultura, fortaleciendo los sistemas agroalimentarios trabajando por su propia seguridad alimentaria en lugar de simplemente aceptar paquetes de alimentos como «regalos» de los llamados amigos externos y los sistemas “oenegeístas” que impulsa Occidente para seguir influenciando a los gobiernos africanos. La siguiente etapa es industrializar, agregar valor a los productos agrícolas procesándolos y finalmente distribuirlos localmente y exportarlos, de ahí el establecimiento del AfCFTA. Desde esta perspectiva concreta surgirá una nueva África, “la África que queremos”, que, comprensiblemente, se ha convertido en el sonoro eslogan rector.

¿Qué está haciendo África con sus enormes tierras agrícolas? De hecho, tomar medidas adecuadas para deshacerse de la dependencia de las importaciones debería ser parte del desafío de los líderes africanos, al igual que mejorar la producción de alimentos para toda la población, que se estima en 1.400 millones. Los africanos no deberían ser presentados como mendigos en el escenario mundial. La retórica más popular es que África es un continente pobre, sin embargo tiene abundantes recursos naturales. Según el Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 2023, los últimos clasificados son todos los estados africanos.

Expolio y saqueo de los recursos africanos

Subiendo al podio de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de la República Centroafricana, Faustin-Archange Touadera, habló de las terribles consecuencias del saqueo de los recursos naturales. No fue el único que dijo esto. Además de los ataques generalizados al sistema unipolar, muchos líderes africanos que hablaron en Nueva York tienen la percepción de que los occidentales y los europeos han saqueado los recursos naturales del continente mediante la esclavitud y la colonización.

Los gobiernos occidentales y las organizaciones de ayuda han invertido miles de millones de dólares en África que sufre hambre, conflictos armados y otras crisis a lo largo de los años, pero los críticos dicen que la entrega de la ayuda a menudo se ve obstaculizada por la corrupción de los gobiernos locales y los militantes. La corrupción ha sido un rasgo característico de la política africana, desde el Magreb hasta la Comunidad de Desarrollo del África Meridional, desde la Comunidad del África Oriental y el Cuerno de África a través del Sahel hasta los Estados de la costa atlántica del África occidental.

Más tarde, en su discurso ante la Asamblea General, el presidente de Kenia, William Ruto, dijo que las inversiones en tecnología, infraestructura, iniciativas verdes y agricultura en África “permitirán a nuestros jóvenes encontrar en sus países los medios de vida que desean y revertir la marea de migración en la dirección opuesta”.

A medida que el mundo continúa evolucionando y los actores clave persiguen sus intereses especiales, África tiene que discernir entre las verdades y las falsedades. Los discursos pronunciados en la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre en Nueva York revisaron los logros, los desafíos y los caminos destacados hacia el futuro. Algunos de los líderes africanos ofrecieron estrategias de desarrollo resonantes, visiones de futuro dignas de reconocimiento que deben ser apoyadas sin reservas. Esas sugerencias son consistentes con los ideales de la Agenda 2063 de la Unión Africana y los ODS 2030 de la ONU.

Aparentemente hay tres direcciones principales: democracia y buena gobernanza, seguridad alimentaria e industrialización, y economía y comercio. Esto podría conducir a la inclusión social y a la ampliación del empleo para los jóvenes y la próxima generación. También podrían conducir al crecimiento económico, la estabilidad y mejores condiciones de vida en toda África. Todos los aspectos del desarrollo de África se incorporan en el informe conjunto publicado en la Conferencia Económica Africana de 2022.

En pocas palabras, África se está quedando atrás en los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU. Sin embargo, el informe argumentó además que la formulación de políticas para promover los ODS debería incluir la transformación de la productividad agrícola a través de la modernización y la promoción del acceso equitativo y asequible a la energía. Lograr los ODS en su totalidad puede que ahora esté fuera del alcance de muchas naciones africanas, pero aún podrían surgir muchas cosas buenas de los esfuerzos conscientes para lograrlos.

La Unión Africana y los líderes africanos tienen que realinear las políticas exteriores, alejarse de las insinuaciones geopolíticas y, con ojos de águila, aprovechar las complejidades y las confrontaciones para buscar oportunidades sustanciales que apoyen sus esfuerzos en pos de una reconstrucción mejor. Alcanzar el desarrollo sostenible requiere aliados, transformar las relaciones y perfeccionar estrategias con actores externos. También es aconsejable mejorar las deterioradas relaciones para evitar arrepentimientos en el futuro previsible. Sobre todo, lo que es necesario, durante esta era cambiante, es la capacidad de priorizar las negociaciones en lugar de involucrarse en juegos y confrontaciones geopolíticas. No podemos instalar fronteras de acero, segregar y poner tabiques en este mundo multipolar emergente.

*Beto Cremonte, Docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación Social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS UNLP.

Acerca del autor

Beto Cremonte

Docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la Unlp, Licenciado en Comunicación social, Unlp, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS Unlp