Poco a poco los crímenes del Estado colombiano salen a la luz. Una historia terrible que no se interrumpió con la firma de los Acuerdos de Paz (en 2016) y que se ha profundizado durante el gobierno de Iván Duque con el constante asesinato de firmantes de la paz, líderes y lideresas sociales.
Durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), y con Juan Manuel Santos como ministro de Defensa, el Ejército secuestró y asesinó a miles de colombianos y colombianas. Víctimas que luego fueron vestidas como guerrilleros y guerrilleras para hacerlos pasar como muertos en combate. La intención de este macabro plan sistemático del Estado colombiano era mostrar que el gobierno estaba «ganando la lucha contra la guerrilla». A las víctimas de esos actos del Terrorismo de Estado colombiano se las conoce como «falsos positivos».
En una reciente investigación, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) estableció que en el «Caso 03, conocido como el de falsos positivos (…) la JEP establece que por lo menos 6.402 personas fueron muertas ilegítimamente para ser presentadas como bajas en combate en todo el territorio nacional entre 2002 y 2008».
«Antioquia, Costa Caribe, Norte de Santander, Huila, Casanare y Meta son los seis territorios críticos priorizados por la Sala de Reconocimiento en la primera fase de la investigación», aclara el texto y más adelante señala que «en seis territorios del país se concentra la primera fase de investigación del Caso 03: Muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate por agentes de Estado».
«El proceso arrojó, entre otros resultados, que por lo menos 6.402 colombianas y colombianos fueron víctimas de muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate entre 2002 y 2008. El 66% del total nacional de víctimas se concentró en 10 departamentos, incluidos todos los territorios priorizados durante dicho periodo», sostiene la investigación.
La JEP señaló que «las distintas fuentes oficiales y no gubernamentales identificaron el periodo de 2002 a 2008 como el de mayor número de víctimas. El resultado muestra que durante esta etapa se registró el 78% del total de la victimización histórica” y que “las fuentes también coinciden en que el fenómeno macrocriminal cayó drásticamente en el 2009, al pasar de 792 víctimas en 2008 a 122 casos reportados en 2009”.
Colombia transita una historia marcada por la sangre y el terror. La construcción de la paz, tan anhelada por su pueblo, requiere de memoria, verdad y justicia. Solo por ese camino el Estado saldará la deuda que tiene con todos y todas, los colombianos y las colombianas.
*Fuente: Diario contexto