El Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, sostiene enérgicamente que, ante la amenaza de agresión, los países de la OTAN deben elevar su gasto militar al 5% de su PIB, en particular reforzando muy rápidamente sus defensas aéreas.
Para Italia, esto supondría un gasto total de unos 120.000 millones de euros, lo que supondría un gasto no muy lejano al de la sanidad, que obviamente se reduciría drásticamente con ese aumento de la partida militar.
Naturalmente, las declaraciones de Rutte contribuyen a mantener muy altos los precios de Rheinmetall y de las grandes empresas armamentísticas. En este punto surge una pregunta.
Pero, ¿quién es Mark Rutte?
Es un político holandés de «orientación liberal», que ha dirigido su país durante mucho tiempo, defendiendo duras medidas de austeridad, especialmente hacia otros países europeos. Estuvo en contra de cualquier rescate a Grecia, se opuso a cualquier línea expansiva del BCE, incluso frente a Covid, y abogó por la formulación de un feroz Pacto de Estabilidad.
Al mismo tiempo, era firme partidario de convertir a los Países Bajos en un paraíso fiscal, detrayendo miles de millones de euros de ingresos fiscales de otros países europeos, y de introducir formas de tributación decididamente ligeras para los dividendos de acciones. En esencia, un rigorista con el dinero ajeno y un firme partidario de las grandes finanzas.
Hay que añadir que, cuando no desempeñaba funciones políticas, era un alto directivo de la empresa Unilever, de la que, casualmente, BlackRock, Vanguard y State Street son importantes accionistas. También tuvo conexiones con Unilever cuando la empresa fue acusada de deforestación desenfrenada en todo el mundo.
Ahora, este liberal dice estar asustado por las capacidades militares de Rusia, que en tres meses produce la munición que se produce en Europa en un año. Así que hay que poner montañas de dinero en el rearme, obviamente con la deuda de los estados que pagarán altos intereses por su austeridad, reduciendo aún más el gasto público, y con enormes beneficios para las empresas donde las Tres Grandes son accionistas, facilitados por una fiscalidad irrisoria precisamente por la condición de paraíso fiscal de Holanda.
En esencia, para Rutte, la verdadera libertad es la libertad de enriquecerse con los monopolios financieros. Pero Mark -me permito esta confidencia- es un liberal acérrimo que tiene una firme fe protestante en el espíritu salvífico del capitalismo. Una nota final. Para Rutte, el dinero público de los Estados debe confiarse a la dirección de la OTAN, aparte de la defensa europea.
*Publicación en Facebook del 10 de junio de 2025
*Alessandro Volpi, Profesor de Historia Contemporánea, Historia del movimiento obrero y sindical e Historia Social en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Pisa.
Extraído de lAntidiplomatico.
Foto de portada: © Reuters/Denis Balibouse/Pool
